Inicio » Por Autor » La Mente es Maravillosa (Página 3)

Archivos de la categoría: La Mente es Maravillosa

REGISTRARME EN ESCUELAFELIZ


Loading

Categorías

El embarazo: amar a alguien que aún no conoces – LMEM

Fuente: El embarazo: amar a alguien que aún no conoces – LMEM

El embarazo: amar a alguien que aún no conoces El embarazo dura nueve meses. Ahí donde un cordón umbilical une dos corazones, dos mundos en uno donde acontece algo maravilloso pero desconocido a la vez: lo creamos o no, nuestras emociones pueden atravesar la barrera protectora de la placenta para acariciar también a nuestro hijo.

Resulta curioso cómo durante los embarazos las familias se preocupan por comprar la cuna, la ropa, por cuidar que la madre mantenga una buena alimentación, pero ¿ qué pasa si sufre estrés?... Según muchos científicos solemos descuidar el mundo emocional de la madre, el cual, afecta al desarrollo del feto.

El embarazo es misterio y es esperanza: supone amar a alguien del que aún no conocemos el rostro. Es imaginar su risa y el color de su cabello mientras acariciamos su forma a través de la piel de la madre, transmitiéndole ya nuestro sincero afecto.
ilustración de mujer representando el embarazo
La importancia de nuestras emociones durante el embarazo

Hasta no hace mucho se pensaba que el mundo emocional de la madre no afectaba al desarrollo del feto. Es un error: trabajos como los publicados en la revista “New parents support” nos explican que ese “mágico envoltorio intrauterino” es muy receptivo a las emociones, en especial durante el cuarto mes.

Los medios, la sociedad y la propia familia suelen ensalzar lo hermoso de los embarazos.Pero, en realidad pocas veces se nos enseña la importancia de poder conectar corporal y emocionalmente con el bebé, ahí donde las emociones van a influir en su desarrollo.

Cuando las emociones van más allá de la placenta

La propia Vivette Glover, junto a especialistas en terapia Gestalt, resaltan la importancia de atender a la madre de una forma más integral: no basta con las ecografías y análisis de sangre. Es necesario cuidar de su estado emocional.

  • La doctora Glover, realizó un estudio con 14.000 mujeres embarazadas, donde se midió su nivel de ansiedad y estrés. El seguimiento duró durante 5 años más para ver además cómo crecían y maduraban los niños.
  • Se descubrió que las madres que sufrían un alto nivel de estrés tenían el doble de riesgo de que sus hijos fueran diagnosticados con hiperactividad.
  • Cuando la madre se encuentra en una situación estresante, el hipotálamo libera una hormona llamada CRH que propicia a su vez, que las glándulas suprarrenales segreguen cortisol.
  • La placenta actúa como filtro, y el cortisol, detectado como un “tóxico” no suele traspasar esa barrera. Ahora bien, si los niveles la hormona CRH son muy elevados, acaban atravesando la placenta para afectar directamente al feto y ponerlo “en alerta”. Es importante tenerlo en cuenta.
La educación emocional de los hijos no empieza cuando vienen al mundo: sino en el útero.
La educación emocional desde el útero materno

No conoces aún a tu hijo y sin embargo ves el mundo de otro modo y has hecho de tus debilidades tus fortalezas. Debemos tener en cuenta que su educación se inicia ya desde que está en ese envoltorio cómodo, pero no aislado. En el que es es muy receptivo no solo a lo que hay fuera, sino también a lo que acontece en el interior.

Por ello, para aplicar una adecuada educación emocional durante esos nueve meses de embarazo, es importante que toda madre y que todo padre tengan en cuenta estos importantes aspectos:

  • Reformulación de algunos conceptos: seguro que habrás escuchado más de una vez “lo importante es el niño, vale la pena todo sacrificio”. El bebé es importante, pero hay que cuidar también “la cobertura”, y en especial ese corazón que le da vida: la madre.
  • Cada madre vive el embarazo de un modo: hay mujeres que no esperaban quedarse embarazadas, otras que afrontan el embarazo tras haber sufrido algún aborto en el pasado. Es necesario atender cada caso, ser conscientes de nuestra realidad particular y afrontarla con entereza y mucho apoyo.
  • Ve más despacio, priorízate, envuélvete de estímulos positivos: cambia el ritmo de tus jornadas y céntrate en el presente, en potenciar la unión con tu pareja, en regalarte gratos momentos, en llenarte de ilusiones y en afrontar los cambios de tu cuerpo con normalidad.
  • Prueba nuevas terapias: en la actualidad se imparten muchos talleres de educación emocional durante el embarazo. Así mismo, aplicar el mindfulness, practicar yoga, o los masajes en el vientre mientras estamos en calma y escuchamos música, puede ofrecer beneficios tanto a las madres como a los fetos.
Fuente: El embarazo: amar a alguien que aún no conoces – LMEM
Autora:  Valeria Sabater

Escuelafeliz no desea infringir las leyes que regulan “derechos de autor” y “copyright”.

Escuelafeliz desea dar a conocer todo material que consideramos válido para el Desarrollo PersonalAutoestimaMadurezAutorrealización y en definitiva todo lo que nos pueda ayudar para llegar a un estado donde poder Ser Felices, Hacer Felices, Vivir Felices.

Este material ha sido realizado y difundido con el esfuerzo y trabajo de personas. Seamos responsables, actuemos con responsabilidad.

Si alguna persona u organización cree que se ha infringido alguno de sus “derechos de autor” y “copyright”. en algún artículo o entrada, le rogamos se ponga en contacto con nosotros para su retirada.

escuelafeliz@escuelafeliz.org


Que te importe quien te aporte – LMEM

Fuente:  Que te importe quien te aporte – LMEM

Que te importe quien te aporte

“Que te importe quien te aporte”. Es posible que esta expresión te suene algo drástica. Para ello, y en primer lugar, deberíamos definir lo que encierra el concepto de aportación personal. Nos aportan todos aquellos que son sinceros de actos, voz y voluntad. Las relaciones humanas, lejos de ser un intercambio a base de “tú me das yo te doy”, es algo que va más allá de todo bien material.

Estamos hablando de emociones, y en especial de emociones positivas que favorezcan nuestro crecimiento personal con ese intercambio de experiencias, y pequeños momentos que alzan universos enteros.

Vivimos en una sociedad compleja cargada muchas veces de intereses personales e individualismos. El día a día está regido a menudo por la competitividad, e incluso por las ansias de posesión. Hay quien ansía controlar a sus pareja por miedo a perderla, padres que sobreprotegen a sus hijos, amigos que dominan a amigos por miedo a la soledad, por temor a perder un apoyo incondicional  y cotidiano.

En muchas de nuestras relaciones interpersonales pesa un sibilino egoísmo del que somos conscientes y que sin embargo, soportamos. ¿Qué podemos hacer ante estas situaciones? ¿Cuál es la forma más efectiva de actuar? Que te importe quien te aporte…

Ha llegado un momento en mi vida en que practico “la economía de personas”. Incluyo en mi día a día a todo aquel que dé riqueza a mis días, valores a mis sueños y ganancias a mi corazón.
Aprender a construir relaciones positivas

que te importe quien te aporte (3)Tenemos muy claro que no se trata solo de alejarnos de todos aquellos “que no nos aportan nada”. La vida real no es como en las redes sociales, donde existe la opción de “eliminar o borrar amigos”. Se trata de dar más importancia o menos…

Es muy posible que algún familiar tuyo, lejos de enriquecer tu vida, te la llene de malestares. O que tengas un compañero de trabajo algo negativo, derrotista y crítico. No podemos borrarlos de nuestro día a día.

Se trata, simplemente, de no darles la importancia que merecen. Evitar que te afecten sus actos o sus palabras, siempre y cuando, no crucen el límite de tu integridad emocional o psíquica, en ese caso, la distancia sería más adecuada.

Ahora bien, ante este tipo de personalidades donde su toxicidad no sale de la zona crítica, lo mejor es no darles poder: ni en tu vida ni en tus pensamientos. Marca límites. Porque de hacerlo, de permitir que te afecten, acumularás un estrés físico y emocional muy peligroso.

A pesar de que en muchas ocasiones no nos es posible controlar quién entra y quien sale de nuestras vidas, sí tienes la capacidad y la responsabilidad de decidir quién se mantiene en tu corazón.
La clave de esta permisividad, de esta forma de conseguir que te importe quien te aporte, es construir relaciones positivas. Te explicamos cuáles son los pilares básicos:
1. Construye apegos saludables

En nuestro espacio te hablamos muy a menudo de la importancia de “evitar apegos“. Bien, la esencia está en saber diferenciar los apegos que nos ocasionan sufrimiento de esos apegos saludables, donde se construyen los vínculos de crecimiento.

Debemos favorecer apegos basados en la confianza y no en la ansiedad, es decir, en el miedo a ser abandonados o traicionados. Es vital que exista una armonía basada en la madurez y el respeto mutuo.

2. Saber satisfacer las necesidades básicas

Negar que todos tenemos necesidades es ponernos una venda en los ojos. Para que alguien nos importe de verdad, debe existir un adecuado intercambio de ganancias personales:

  • Un respeto mutuo y la seguridad de que no vamos a ser sancionados, juzgados o rechazados al expresar nuestros pensamientos. Esta sensación es la que suele aparecer en especial a nivel de familia, cuando sabemos que no se van a respetar nuestras opiniones o acciones.
  • Muestras de afecto cotidiano: es esa sensación de complicidad que disfrutamos con nuestras amistades, el cariño altruista de nuestras parejas… Es ofrecer afecto de forma libre, el arropar y dejarnos envolver por un sentimiento íntegro de cercanía.
3. Poder afrontar determinados problemas

En ocasiones, cuando tienes un problema, alguien cercano a ti en lugar de aportarte estrategias, o simplemente ponerse en tu lugar para comprenderte, te recriminan determinadas cosas. Son esas personas que lejos de ayudarte, te hunden más aún. Intenta marcar distancia en estos casos, y elige bien quien se acerca a ti en esos momentos.

Las relaciones positivas tienen como esencia el disponer de una armonía interna donde los problemas lejos de ser obstáculos, son oportunidades personales donde ofrecer ayuda, aprender y fortalecer aún más el vínculo.
4. Las relaciones positivas admiten la existencia de errores

que te importe quien te aporteSi alguien de tu contexto más cercano no acepta el hecho de que hayas cometido ciertos errores, no será una relación saludable ni emocionalmente segura. Te enfrentas siempre a su “dura vara de medir”, donde no caben equívocos, donde no se te concede la oportunidad de ser mejor.

Evita este tipo de relaciones, que no te importe marcar distancia o más aún, desactivar la posible influencia que puedan tener en ti. Las personas nos equivocamos, erramos, asumimos faltas y avanzamos para crecer personalmente.

Todos aquellos que te quieran tal y como eres, con tus aciertos, faltas, manías y grandezas, son personas que aportan luz a tu vida. No las pierdas, agárrate con fuerza a la cola de sus cometas…

Fuente:  Que te importe quien te aporte – LMEM
Autora: Valeria Sabater

Escuelafeliz no desea infringir las leyes que regulan “derechos de autor” y “copyright”.

Escuelafeliz desea dar a conocer todo material que consideramos válido para el Desarrollo PersonalAutoestimaMadurezAutorrealización y en definitiva todo lo que nos pueda ayudar para llegar a un estado donde poder Ser Felices, Hacer Felices, Vivir Felices.

Este material ha sido realizado y difundido con el esfuerzo y trabajo de personas. Seamos responsables, actuemos con responsabilidad.

Si alguna persona u organización cree que se ha infringido alguno de sus “derechos de autor” y “copyright”. en algún artículo o entrada, le rogamos se ponga en contacto con nosotros para su retirada.

escuelafeliz@escuelafeliz.org


 

El Apego: La Mayor Fuente de Sufrimiento – LMEM

Fuente:   El apego: la mayor fuente de sufrimiento – LMEM

El apego: la mayor fuente de sufrimiento

A decir verdad, la especie humana es una de las más frágiles de la naturaleza. Cuando un bebé nace, necesita de su madre de forma casi absoluta para poder sobrevivir. El cachorro de un león, un pez o hasta una lagartija vienen mejor preparados para independizarse pronto.

Se ha comprobado que esa necesidad de los demás no está orientada solamente a las necesidades básicas, como nutrición o calor. También existe una profunda necesidad afectiva desde el comienzo de nuestras vidas: los bebés que no son acariciados suelen enfermar y morir.

“Los enemigos como el odio y el apego carecen de piernas, brazos y demás miembros, y no tienen coraje ni habilidad, ¿Cómo, entonces, han conseguido convertirme en su esclavo?”

-Shantideva-

Es indiscutible la necesidad que todos tenemos de los demás. Como especie, nos necesitamos. Palidecemos o morimos si no hay otro ser humano a nuestro lado.

Sin embargo, hay una gran diferencia entre ese vínculo instintivo que garantiza nuestra supervivencia y las dependencias neuróticas que a veces desarrollamos en la vida adulta.

Dándole la mano a un niño

Los laberintos del apego

Por paradójico que parezca, solamente logramos alcanzar la autonomía, si podemos experimentar la completa dependencia.

El apego a las figuras de cuidado durante la infancia es el soporte de nuestra seguridad emocional

El mecanismo es simple: si durante tu infancia cuentas con alguien a quien puedes acudir siempre en busca de protección, desarrollarás un sentimiento de confianza frente al mundo y a los seres humanos. Eso te permitirá alcanzar la independencia en tu vida adulta.

Todos necesitamos de una madre, o de alguien que haga sus veces, durante la infancia. Pero no siempre esa figura está ahí.

A veces, ella trabaja y tiene que dejar a su pequeño en una guardería o un jardín de infantes desde muy temprana edad. En otras ocasiones, ella está tan ocupada de sus propios problemas que no tiene la disposición para estar ahí plenamente y de corazón, cuando su bebé la necesita. O tiene que ocuparse de nuestros hermanos, aún si la necesitábamos desesperadamente solo para nosotros.

También puede ocurrir que se sienta tan ansiosa en su condición de madre, que vuelca sobre su hijo las inseguridades que la atormentan; entonces, lo protege de más, como si el mundo fuera una constante amenaza.

En esos casos, y otros similares, crecemos con una sensación de vacío afectivo. Nos angustiamos excesivamente cada vez que debemos enfrentar una situación solos, o cuando tenemos que tomar una decisión libre.

Y también, secretamente, añoramos encontrar una figura que sustituya a esa madre que no estuvo, o que en un momento dado faltó.

Por eso tratamos de encontrar una pareja que nos dé todo, sin esperar nada. Le demandamos una entrega incondicional y nos sentimos profundamente frustrados ante cualquier señal de indiferencia o desapego. Vivimos para el miedo de perder a esas personas que, suponemos, repararán la falta que llevamos dentro.

Pies atados con cuerda

Del apego a la autonomía

El apego a otras personas es importante y necesario a lo largo de toda la vida. Desde que nacemos hasta que morimos necesitaremos de otros para poder garantizar nuestra salud física y emocional. No importa que seamos un inversionista exitoso de Wall Street o un ama de casa en Bolivia. Todos necesitamos de los demás.

El problema aparece cuando esa necesidad se transforma en ansiedad. Cuando sentimos que si nos dejan solos volveremos a ser ese pequeño indefenso, que se queda paralizado frente a un mundo amenazante.

Para sortear esa ansiedad algunas personas pueden emplear diferentes estrategias. Una es aquella que ya mencionamos en el apartado anterior: buscar una figura que sea portadora de esa imposible promesa “siempre estaré ahí, nunca te dejaré solo”.

Otra posibilidad es optar por lo contrario: evitar a toda costa crear lazos de dependencia con otros, de modo que jamás volvamos a sentirnos abandonados.

También podemos volvernos desconfiados, recelosos y excesivamente exigentes. Les pediremos a las personas mucho más de lo que pueden dar. Y renegaremos eternamente de sus faltas, sus carencias, sus limitaciones. Como si fuéramos un pequeño dictador frustrado por no poder controlar a los demás a nuestro antojo.

Mujer sufriendo

En todos esos casos, el sufrimiento va a ser la constante. Sufriremos para conservar a ese benefactor que nos “adoptó”, bien sea una pareja, un jefe, un amigo, etc.

Sufriremos por la soledad de no poder establecer vínculos íntimos con los demás. Sufriremos al no ser capaces de valorar a los demás seres humanos tal y como son.

Dicen que las frutas son lo único que madura. Los seres humanos podemos tener 30 ó 50 años y aún así mantener los mismos temores que teníamos de chicos.

Quizás sea buena idea reflexionar sobre esos vacíos de infancia que nos llevan a los apegos neuróticos en el presente.

Es posible que en algún punto de nuestra vida adulta seamos capaces de renunciar a ese deseo imposible de contar, de una vez y para siempre, con alguien que se comporte como la madre ideal que nunca tuvimos.

Fuente:   El apego: la mayor fuente de sufrimiento – LMEM
Autora:  Edith Sánchez

Escuelafeliz no desea infringir las leyes que regulan “derechos de autor” y “copyright”.

Escuelafeliz desea dar a conocer todo material que consideramos válido para el Desarrollo PersonalAutoestimaMadurezAutorrealización y en definitiva todo lo que nos pueda ayudar para llegar a un estado donde poder Ser Felices, Hacer Felices, Vivir Felices.

Este material ha sido realizado y difundido con el esfuerzo y trabajo de personas. Seamos responsables, actuemos con responsabilidad.

Si alguna persona u organización cree que se ha infringido alguno de sus “derechos de autor” y “copyright”. en algún artículo o entrada, le rogamos se ponga en contacto con nosotros para su retirada.

escuelafeliz@escuelafeliz.org


La autoestima es la danza del amor propio – LMEM

Fuente:  La autoestima es la danza del amor propio – LMEM

La autoestima es la danza del amor propio

Para entender qué es la autoestima tenemos que comprender que nuestra mente funciona como un espejo. En ella se refleja todo aquello que captan nuestros sentidos de una manera particular. Funciona como si todo aquello que percibe -a través de ellos- fueran las piezas de un rompecabezas, que tienen que encajar de alguna manera.

No solo eso, sino que se pone contenta cuando lo consigue y se puede enfadar un poco cuando no lo hace. En este espejo tan especial también tienen una imagen las personas que nos rodean y, por extensión, nosotros. Esa imagen no es otra que nuestra autoestima.

Por eso, debemos entender la autoestima como la danza que realizan nuestros sentidos a la hora de construir el puzzle de algo más grande, el amor por uno mismo, por lo que se representa y dibuja con cada pequeño movimiento que realizamos.

joven mirándose al espejo

¿Por qué es importante la autoestima?

La respuesta es sencilla: porque la autoestima está presente en todo lo que hacemos. Es como ese ingrediente fantasma y secreto que le añade el cocinero a todas las recetas, el mismo que le añadimos nosotros a todas nuestras acciones. Así, la manera en la que nos vemos va a condicionar las metas que elijamos o cómo tratemos a otras personas.

De modo que, si contamos con una autoestima baja, preferiremos metas que estén claramente por debajo de nuestra capacidad de desempeño. Por otro lado, mermará las posibilidades de salir de nuestra zona de confort, lastando así nuestro potencial.

La baja autoestima también afectará a las relaciones que mantengamos con los demás. Es una fuente de “falsa timidez” y una enorme zancadilla para ser asertivos. Nos coloca en inferioridad frente a los demás y hace que actuemos como tal.

Además, nos hará desarrollar pensamientos negativos. Seguro que has presenciado alguna vez la siguiente escena: una persona recibe una recompensa que merece y sin embargo puedes ver en sus ojos como piensa que no es así. De esta manera, una imagen sesgada negativamente de nosotros mismos nos impide disfrutar de lo que conseguimos y, por lo tanto, celebrarlo como se merece.

joven con maragaritas en la cara y el cabello

¿Qué caracteriza a una sana autoestima?

Una autoestima sana es una imagen en gran parte expuesta. O sea, una imagen poco protegida, pues no le hace falta resguardarse ya que sus cimientos son fuertes. No necesita la coraza del retraimiento o la timidez, tampoco el egocentrismo o el avasallamiento de los demás. No lleva un vestido ceñido porque evoluciona y crece con nosotros.

Asimismo, una autoestima sana carece de la ceguera y la competitividad que parte del egocentrismo. Es vulnerable para permitir que los sentimientos lleguen a su propia esencia, para formar parte de su configuración. Además es justa, tanto con los fallos como con los aciertos, y tiene en cuenta el valor de la intención.

De ella parte el amor, la generosidad, la entrega, porque en ella está escrito que también tenemos algo valioso que dar. Algo que puede hacer mejor a una familia, a un grupo de amigos, a una sociedad o al mundo entero. Finalmente, como somos conscientes de este valor, nos permitimos recibir el agradecimiento que nos envían o, incluso, premiarnos a nosotros mismos.

Mujer con alta autoestima sujetando un corazón enorme

¿Cómo podemos conseguir una buena autoestima?

La relación que hemos descrito hasta este punto, con el resto de elementos de nuestra vida, es bidireccional. Así, lo mismo que provoca una buena autoestima es lo que ayuda a que esta crezca y se mantenga fuerte.

Elegir acertadamente los retos a los que elegimos enfrentarnos, de manera que en el camino podamos potenciar fortalezas y limar nuestros puntos débiles, puede ser uno de los primeros pasos. La mayoría de estos desafíos no deben ser ni muy pequeños ni muy grandes, deben pedirnos un esfuerzo pero no el sacrificio de la mitad de nuestra vida.

Si pensamos que la consecución de nuestro objetivo está muy lejano en el tiempo, es bueno que nos pongamos pequeñas metas intermedias que nos aporten la satisfacción de alcanzarlas. Por otro lado, es bueno que lo compaginemos con actividades alternativas, ya que serán una buena vía de escape temporal cuando venga algún revés.

Por otro lado, muévete. Ponte salud y deja que el cuerpo se expanda y se reconcilie con su naturaleza. Cuando lo hacemos es como si agitáramos el cuenco de nuestros pensamientos, utilizando la sencilla acción de la gravedad para que se desenmarañen.

Hombre tirando con una cuerda de unos corazones de piedra

Por otro lado, y siguiendo con el ejercicio, convertirnos en unos obsesos de nuestra imagen no nos va a ayudar. Sin embargo, cuidarla y recibir la gratificación de tener un buen aspecto exterior también puede echarle una mano a nuestra autoestima.

Nuestra imagen junto a la de los demás

Como dijimos al principio, en nuestra mente existe un mundo paralelo de imágenes. Siguiendo este hilo, hemos visto como una imagen muy particular de este montón tan singular y tan diverso es nuestra autoestima.

Este reflejo, la autoestima no solamente nos da una idea de quienes somos, sino también de quienes somos frente a los demás; y aquí es donde viene la paradoja, ya que son precisamente nuestros amigos, familiares, enemigos y conocidos los que condicionan el ángulo con el que nos ponemos frente al espejo.

Saber calibrar y dar la importancia necesaria a las opiniones que nos aportan va a ser el último -y quizá el más importante- de los factores para tener una buena autoestima. Así, elegir y ponderar muy bien la relevancia del feedback exterior va a abonar el campo para que construyamos una autoestima de raíces fuertes y piel vulnerable.

Fuente:  La autoestima es la danza del amor propio – LMEM
Autora:  Raquel Aldana

Escuelafeliz no desea infringir las leyes que regulan “derechos de autor” y “copyright”.

Escuelafeliz desea dar a conocer todo material que consideramos válido para el Desarrollo PersonalAutoestimaMadurezAutorrealización y en definitiva todo lo que nos pueda ayudar para llegar a un estado donde poder Ser Felices, Hacer Felices, Vivir Felices.

Este material ha sido realizado y difundido con el esfuerzo y trabajo de personas. Seamos responsables, actuemos con responsabilidad.

Si alguna persona u organización cree que se ha infringido alguno de sus “derechos de autor” y “copyright”. en algún artículo o entrada, le rogamos se ponga en contacto con nosotros para su retirada.

escuelafeliz@escuelafeliz.org