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El profesor de la felicidad – Tal Ben Shahar – LMEM

Fuente:  El Profesor de la Felicidad – Tal Ben Shahar – LMEM

Tal Ben Shahar, el profesor de la felicidad

 

No necesitamos tener todo lo que creemos que nos falta para ser feliz, ni esperar a que llegue todo aquello que deseamos, ni frenarnos por no llegar a lo más alto para ser feliz. Ser feliz es cuestión de disfrutar lo que ahora tengo, ser feliz es estar en calma y plenitud con lo que poseo. Es así como lo explica Tal Ben Shahar, el profesor de la felicidad.

Tal Ben Shahar es profesor en Harvard y se hizo famoso por sus clases sobre felicidad, la cual define como “esa sensación general de placer y significado; una persona feliz disfruta las emociones positivas al mismo tiempo que considera que su vida está llena de significado”. En el siguiente vídeo, Tal Ben Shahar explica y defiende sus teorías sobre cómo afrontar la vida con entusiasmo y alegría.

La Ciencia de la Felicidad – Tal Ben Shahar
Alguna de las claves de Tal Ben Shahar para ser feliz

Dentro de sus teorías sobre psicología positiva y desarrollo de una vida feliz destaca alguna que, siempre defendida por la ciencia, genera en nosotros ese sentimiento de placer y significado. Algunos de sus consejos son:

  • Relaciones cara a cara: las relaciones interpersonales cara a cara con el otro y no a través de pantallas, generan en nosotros un sentimiento de placer que conlleva a la felicidad. Cuando dedicamos tiempo con contacto a las personas que queremos, invertimos tiempo también en nosotros y nuestro bienestar.
  • Simplificar la vida: a veces nos empeñamos en ir deprisa, en realizar muchas cosas a la vez para acabar antes, en centrarnos en lo que va mal para intentar resolverlo y nos perdemos entre ello. Simplificar la vida es hacerla fácil, saber que existen problemas, pero que tenemos herramientas, saber que no siempre todo irá bien pero siempre habrá algo que sí que irá así. Centrarnos en lo que hacemos, en tan solo una cosa y disfrutarla.
  • Ejercicio físico: realizar ejercicio físico ayuda a liberar tensiones, mejora nuestro sistema circulatorio y genera endorfinas, las cuales promueven el sentimiento de bienestar. “Con treinta minutos de ejercicio físico regular tres veces por semana no sólo estaremos más sanos sino también más felices”.
  • Gratitud expresadaser agradecido y darnos cuenta de aquello que tenemos y valorarlo genera en nosotros un sentimiento de felicidad. Ser conscientes de todo aquello que tenemos y estar agradecido por ello nos lleva por el camino correcto del placer y bienestar
  • Permiso para ser humanos: todos nos emocionamos, todos sentimos y reaccionamos ante lo que nos pasa, debemos sentirnos libres para expresarnos y no tener miedo al qué dirán. La inteligencia emocional nos da la llave para conocernos y desenvolveros en nuestras relaciones.
  • Dedicar tiempo a nuestros hobbies: las obligaciones están presentes e nuestro día a día, pero sacar tiempo para aquello en lo que disfrutamos es lo que nos hace sentir que tenemos una vida plena y feliz y por ello debería ser tarea obligatoria para todos.
¿Se puede aprender a ser feliz?

Según el profesor Tal Ben Shahar sí se puede aprender a ser feliz y, de hecho, deberían enseñarlo en las escuelas. Ser feliz no es estar bien todo el tiempo, ser feliz es saber tolerar el malestar y no dejar de estar bien o sentirse pleno aun estando en una mala situación o con malas condiciones.

Mujer feliz con mente sana

 

Tal Ben Shahar nos cuenta que se puede aprender a ser feliz si sabemos tomar decisiones. Desde las más pequeñas que podríamos llegar a creer insignificantes como por ejemplo, decido dejar el móvil cuando paso tiempo con mis amigos, a las más importantes como qué decido estudiar o si dedico mi tiempo a mi trabajo.

Si logramos que desde pequeños en los colegios se aprendan técnicas de superación, inteligencia emocional, resiliencia, relaciones interpersonales.., estaremos consiguiendo que desde pequeños programemos nuestro cerebro para ser felices, para superar las adversidades y disfrutar de las pequeñas cosas.

 

Fuente:  El Profesor de la Felicidad – Tal Ben Shahar – LMEM
Autora:  Adriana Díez

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Reflexión

No creo que el virus de la gripe sea el que sea, sea el más peligroso, hay otros virus mucho, mucho, mucho más peligrosos, los virus que nos hacen desear poder, que nos hacen manipularnos unos a otros, esclavizarnos, utilizarnos, virus que nos llevan a matarnos y masacrarnos por millones, virus que existen desde el principio de los tiempos y que mutan y se adaptan a los nuevos tiempos y tecnologías. Nos entran y contagian por ideas y creencias que nos transmitimos, se alimentan de nuestras necesidades básicas, de seguridad, afectivas, de reconocimiento.
¿Existe vacuna?, claro que existe, es gratuita y universal, nos la ponen al nacer y todos la llevamos, está latente en nosotros, parece de perogrullo, es potente y funciona al 100%, es el AMOR, sencilla y funcional, tan solo hay que querer y desear activarla, todos la tenemos, aunque para activarla algunas personas necesitan ayuda, necesitan ser amadas, y en algunos casos ni por esas. Es una vacuna que no arregla el mundo, es personal, solo sirve para cada persona.
!!! AAHHHH ¡¡¡ y no tiene contra indicaciones ni efectos secundarios, el único inconveniente es que los que no la han activado, bueno algunos, te pueden matar por su miedo, pero aparte de eso, nada mas.

Salva

 

El miedo es contagioso: cuando la emoción manda sobre la razón – LMEM

Fuente:  El miedo es contagioso: cuando la emoción manda sobre la razón – LMEM

El miedo puede llegar a ser tan contagioso como un virus… y sin que lo podamos poner en cuarentena. En medio del contexto actual, supone una gran ventaja el hecho de ser capaces de identificar los peligros reales, actuar en consecuencia y evitar el pánico.

El miedo es contagioso. Pocas emociones pueden alterar y cambiar tanto la estabilidad de una persona y del mundo en su totalidad como el temor más irracional. Hay estudios que señalan que las personas, como los animales, podemos oler el miedo. Tal vez sea verdad, pero lo que está claro a día de hoy es que esta emoción viaja a golpe de clicks, noticias, imágenes que compartimos y comentarios que publicamos.

Sentir miedo… ¿es quizá esta muestra mayor debilidad? O más aún, ¿es reflejo de nuestra clara irracionalidad como seres humanos? En absoluto. Gracias a ella garantizamos nuestra supervivencia. El miedo nos une a la vida y como tal, hay que escucharlo, darle presencia, entenderlo y actuar en consecuencia manteniendo, eso sí, un enfoque lógico.

Tal y como nos señala el neurólogo Antonio Damasio, las emociones buscan exclusivamente, mantener nuestra homeostasis y favorecer una mejor adaptación a nuestro entorno. Ahora bien, el problema asociado al miedo es que en gran parte de los casos parte de una serie de hechos irreales a la vez que contradictorios.

Un ejemplo, alguien puede temer a los aviones al pensar que va a morir al sufrir un accidente en ellos y, sin embargo, ser un fumador compulsivo (y no ver el peligro alguno en el tabaco).

Los miedos son libres, infundados la mayoría de las veces y tan contagiosos como un virus. Sentirlos es algo normal, y más en contextos como los actuales donde la alarma por una posible pandemia forma ya parte de nuestra cotidianidad. En medio de este escenario, lo más adecuado es estar «alerta» sin que se desencadene la «alarma».

Mujer con miedo comiendo uñas representando que el miedo es contagiosoEl miedo es contagioso: el poder de las emociones en un contexto incierto

El miedo es esa emoción extraña que hace que a veces, tengamos más miedo a una araña que a sufrir un accidente cuando vamos en coche. Es también, un botón mental y esa realidad psicológica tan manipulable y sensible capaz de expandirse en poco tiempo si alguien así lo quiere, si algún estamento o esfera de poder así lo pretende.

Esta emoción tiene sin duda muchos prismas y cada una de esas caras provoca casi siempre un mismo efecto: bloquearnos y hacer que reaccionemos llevados por la emoción y no por la razón. Esto es algo que sabe bien todo aquel que padezca algún tipo de fobia, ese trastorno donde el temor más intenso e irracional limita por completo comportamientos y decisiones.

Ahora bien, más allá de fobias, hipocondrías y otras condiciones psicológicas, está el temor cotidiano. Ese que se activa ante lo desconocido, ante la noticia que alarma, ante el virus desconocido que se extiende saltando fronteras y del que todo el mundo habla.

El miedo es contagioso y experimentar esa sensación ante lo que uno no puede controlar (o incluso entender) es normal y hasta lógico. No obstante, antes de quedar secuestrados por nuestra amígdala y la cárcel del pánico, hay que tener en cuenta una serie de aspectos.

Hombre con la mano en la frente muy preocupado representando que el miedo es contagioso

El miedo es contagioso y nos puede hacer perder el control

El miedo es contagioso y no entiende de cuarentenas. Cuando surge siempre hay algo que lo alimenta y aumenta sus dimensiones. Y cuando esto ocurre, va saltando de uno a otros, de mente en mente y corazón en corazón hasta secuestrar la calma y dar paso al pánico. Lo estamos viendo actualmente con el tema de actualidad: el coronavirus.

La compra de mascarillas y desinfectantes se ha disparado. Se cancelan eventos, nos lo pensamos dos veces antes de programar un viaje a determinados países. Nos asustamos cuando alguien tose o estornuda y estamos pendientes de la última noticia, de la última actualización que nos transmiten por redes sociales.

Sentir miedo ante este contexto es como decimos, lógico y normal. El miedo es contagioso y activa nuestro sistema de alerta y que esto ocurra, también es comprensible. Lo que ya no es permisible es que el miedo se vuelva irracional y desemboquemos en comportamientos poco ajustados. Cuando las emociones se descontrolan y todos nos dejamos llevar por un temor sin lógica y sin sentido, se originan respuestas masivas donde el pánico empeora aún más cualquier situación. No es lo acertado.

Recuperar el control: enmarcar el riesgo, reducir el pánico

El miedo no nos quiere paralizados. Más allá de lo que podamos pensar, esta emoción tiene un papel indispensable en nuestro cerebro y en nuestro comportamiento. Los temores forman parte de nosotros para invitarnos a reaccionar ante un peligro. Si derivamos en comportamientos y enfoques irracionales nada de lo que hagamos nos servirá de ayuda.

¿Qué es lo que debemos hacer por tanto en un contexto como el que vivimos ahora? En un escenario donde hay una amenaza determinada, lo más acertado es enmarcar el riesgo y reducir el pánico. Sabemos que el miedo es contagioso. Por tanto, para evitar que el temor se vuelva irracional debemos consultar siempre fuentes oficiales, veraces y fiables. De ese modo, podemos delimitar los peligros concretos y objetivos, actuando en consecuencia y siguiendo las pautas de los expertos.

Si identificamos los auténticos riesgos, el miedo se racionaliza, actuamos de manera más segura y el pánico pierde fuerza. Generamos respuestas más razonables, solo así y llevados por la calma, lidiaremos mejor ante cualquier adversidad. Tengámoslo en cuenta en estos momentos.

Fuente:  El miedo es contagioso: cuando la emoción manda sobre la razón – LMEM
Autora:  Valeria Sabater

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Bienaventuranza – Wikipedia

Fuente: Bienaventuranza – Wikipedia
Bienaventuranza
Le sermon sur la montagne (El sermón de la montaña, 1895-1897), obra del francés James Tissot (1836-1902). Acuarela opaca sobre grafito en papel vitela gris. Museo Brooklyn.

 

La bienaventuranza (también llamada macarismo) es en la Biblia un género literario con más de un centenar de ejemplos, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Tiene antecedentes en escritos de otros pueblos, en especial de Egipto. Se recurre a este género para expresar una felicitación a las personas que, por tener una dada cualidad o por mantener una forma de conducta grata, están relacionadas con Dios a quien se identifica bíblicamente como el dador de la vida y de la felicidad.

Cuando en la Biblia se proclama una bienaventuranza o su opuesto, no se busca pronunciar ni una bendición que proporcione la felicidad, ni una maldición que produzca la infelicidad, sino exhortar, sobre la base de la propia experiencia de felicidad, a seguir los caminos que conducen a ella. Sin embargo, este género literario experimentó una evolución lenta a través del Antiguo y del Nuevo Testamento. Así, el centro de atención de las bienaventuranzas cambió paulatinamente de los bienes meramente terrenales a los llamados «bienes eternos».

Dentro del elevado número de sentencias que constituyen este género literario, quizá las más célebres sean las ocho con que comienza Jesús de Nazaret el Sermón del monte (Mateo 5:3-11). En conjunto, las bienaventuranzas del sermón del monte concentraron todas las enseñanzas y el ministerio público de Jesús sobre espiritualidad y compasión, al presentar un nuevo conjunto de ideales centrados en el amor y la humildad en lugar de la fuerza y la imposición.

Origen del término «bienaventurado»

En la literatura griega, el término «bienaventurado» se reserva en una primera etapa a los dioses para expresar su condición de seres situados por encima de las penas y fatigas de esta tierra. Así se aplica el término «μάκαρ» («mákar»), más antiguo pero afín a «μακάριος» («makarios»). Por extensión, el término «μακαρίτης» (que significaría «bendito») es, desde su primera aparición en la obra «Los Persas» (n° 633), del dramaturgo griego Esquilo, aplicado de forma circunscripta a los muertos. Se dice que los muertos son «bienaventurados» o «benditos» en razón de que ya están exentos de dolor.

Busto que representa a Esquilo, autor de «Los Persas», obra en que se aplica el término «μακαρίτης» a los muertos.

 

En griego antiguo, quizá la palabra principal para significar felicidad es «eudaimonia» (literalmente significa «espíritu bueno» o «dios bueno»), y a partir de ella se desprende una constelación de términos estrechamente relacionados, que incluye «eutychia» (suerte), «olbios» (bendecido, favorecido), y «makarios» (bendecido, feliz, dichoso). En una etapa más avanzada, «makarios» («μακάριος») constituye un epíteto que se aplica sólo a los hombres.​ El primer registro griego que se tiene del término «μακάριος» («makarios») se encuentra en las Odas Píticas 5,46 del poeta lírico Píndaro, y luego se vuelve común en Aristófanes y Eurípides. Parece implicar la idea general de «tener suerte» y de «ser afortunado». Así, a fines del siglo V a.C. y principios del siglo IV a.C., se aplica la palabra «μακαριος» a los hombres en la medida en que eran ricos y que, por lo tanto, quedaban sustraídos de las angustias y penalidades del diario vivir. En el mundo griego, el género literario llamado «macarismo» se usa para celebrar la felicidad alcanzada por una persona, señalando el motivo y la calidad.

En los textos veterotestamentarios, «ašrê» (o ashrêy, אשרי) es un término abstracto traducido como «bienaventurado», que se refiere siempre a personas y nunca a cosas o circunstancias.​ A diferencia de la literatura griega que otorga en principio el término «bienaventurados» a los dioses, los libros de la Biblia jamás aplican la palabra «ašrê» a Dios. Sin embargo, se pone la felicidad en relación a Dios porque se lo considera el dispensador de toda dicha.

Constitución de una «bienaventuranza»

En general, una bienaventuranza está constituida por una expresión inicial (del hebreo, ašrê… ; del griego, makarios…)​ que se puede traducir como «feliz», «dichoso», «bienaventurado» y que califica al poseedor de la cualidad como «digno de felicidad». En muchos casos se añade un segundo miembro a la expresión que puede estar en tiempo presente o en tiempo futuro.

  • Si está en tiempo presente, indica la razón por la cual esa cualidad lo hace feliz. Por ejemplo: «Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los impíos […] Es como un árbol plantado junto a corrientes de agua, que da a su tiempo el fruto, y jamás se amustia su follaje […]» (Salmo 1:1-3).
  • Si está en tiempo futuro, indica las consecuencias que se siguen o que se seguirán de la posesión de la cualidad. Entre ellas se destacan las que utilizan la palabra «porque» como inicio de la segunda parte, y que se consideran literariamente más logradas. Por ejemplo: «Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia» (Mateo 5:7). Muchas otras utilizan diferentes giros literarios (por ejemplo, «en verdad os digo») o nexos causales.

Finalmente, algunas bienaventuranzas dejan implícito el premio, que se considera sobreentendido; por ejemplo: «Bienaventurados los que no han visto y han creído» (Juan 20:29).

El macarismo en la Biblia hebrea y en el Antiguo Testamento

En la Biblia hebrea y en el Antiguo Testamento de las Biblias cristianas abundan las proclamaciones del género llamado bienaventuranza o macarismo. Los libros sapienciales mencionan numerosos puntos que convergen hacia la felicidad, según los criterios de su época y de su religiosidad: «dichoso» el que teme a Yahveh: será poderoso, bendecido, tendrá hacienda, riqueza (Salmo 112:1-3), tendrá una esposa fecunda y muchos hijos (Salmo 128:1-3). «Dichoso» el hombre que no sigue el consejo de los impíos, ni en la senda de los pecadores se detiene, ni en el banco de los burlones se sienta, sino que se complace en la ley de Yahveh (Salmo 1:1); «dichosos» los que van por camino perfecto, los que proceden en la ley de Yahveh, los que guardan sus dictámenes, los que le buscan de todo corazón (Salmo 119:1-2), «dichoso» el hombre que escucha la sabiduría (Proverbios 8:34) y «dichoso» el hombre que la halla (Proverbios 3:13).

Sin embargo, el sabio verdadero no limita su horizonte a la retribución deseada en este mundo. La recompensa esperada es Dios en persona: «dichosos» los que esperan en él (Isaías 30:18), «dichoso» el hombre que confía en Dios (Salmo 84:12), «dichoso» aquél que en el Dios de Jacob tiene su apoyo y su esperanza en Yahveh su Dios (Salmo 146:5).

Pero no por esperar la felicidad se debe desconocer los caminos que conducen a ella. Por ejemplo, para descubrir que sólo Dios realiza la felicidad, se requiere a veces una decepción. Por eso exclama el salmista: Mejor es refugiarse en Yahveh que confiar en el hombre; mejor es refugiarse en Yahveh que confiar en magnates (Salmo 118:8-9). En tal sentido, el profeta clama que es maldito el hombre que se fía en el hombre y que es bendito aquél que se fía en Yahveh, porque Yahvéh no defrauda su confianza (Jeremías 17:5.7).

Bienaventuranza en el sufrimiento

Sin embargo, con la llegada del sufrimiento, la «bienaventuranza» parece mermar. A Job, figura representativa del hombre sufriente que ha perdido todos sus bienes, sus hijos y su salud, uno de los tres presuntos sabios le dice: «¡Feliz el hombre a quien Dios corrige! No desprecies, pues, su lección» (Job 5:17), como si el sufrimiento fuese siempre un correctivo, una lección dolorosa pero saludable. Pero Job no manifiesta satisfacción alguna con esa respuesta: «¡Ah, si pudiese pesarse mi aflicción, si mis males se pusieran en la balanza juntos! Pesarían más que la arena de los mares, por eso mis razones se desmandan» (Job 6:2-3). «¿Cuál es mi fuerza para que aún espere, qué fin me espera para que aguante mi alma?» (Job 6:11).

Job y sus amigos (1869). Óleo sobre lienzo de Ilya Yefimovich Repin (1844–1930). Museo del Estado ruso, San Petersburgo. Las explicaciones que del mal le dan sus amigos «sabios» no le sirven a Job en medio de su sufrimiento.

Lo que los sabios inculcan a Job era verdad, pero una verdad inoportuna. Era verdad, pero una verdad a medias. ¿Por qué a medias? Se trataba de lecciones rutinarias y tradicionales, de malla demasiado gruesa, incapaz de recoger los problemas y las ansias del hombre Job. Job se rebela contra esa moral tan anónima, universal y abstracta (...) Por eso, la verdad de los sabios será siempre una verdad disminuida: porque refleja únicamente ese mínimum característico de todo enunciado que posee validez general. La legislación versa sobre lo mínimo, la inspiración se refiere a lo máximo; aquélla acota el campo de la justicia, ésta amplía el campo del amor.

José María Cabodevilla, La impaciencia de Job

En realidad, los tres sabios que pretenden encontrar palabras consoladoras no obtienen resultado alguno porque no llegan al límite requerido: participan del vicio que es propio de la falsa compasión, que consiste en «compadecerse de» en vez de, como debería ser, «padecer con».

Dios no responde a las preguntas de Job, sino que formula nuevas preguntas, cuestionando a Job sobre quién es él para cuestionar (Job 38-41). Al final del libro, Yahveh Dios rehace la salud de Job y su hacienda, doblándola respecto de la original, como así también rehace la familia que Job había perdido, es decir, todas las «bienaventuranzas» materiales. Pero las preguntas que Job formuló en medio de su sufrimiento permanecen flotando para los mortales, sin respuesta aparente en ese momento.

Hacia otro tipo de «bienaventuranzas»: la felicidad en la «Biblia griega»

Algunos escritos forman parte de la Biblia griega, pero no figuran en el canon judío, ni en aquellas Biblias vulgarmente llamadas «protestantes» posteriores a 1826. Son libros «deuterocanónicos», admitidos en el canon por Iglesias cristianas ortodoxasorientalesanglicanaepiscopaliana y católica, como también por las luteranas y anabaptistas. Entre esos libros se encuentran el Libro de la Sabiduría (escrito posiblemente en el siglo I a.C.) y el Libro del Eclesiástico (190-180 a. C.). Se trata, pues, de escritos de redacción relativamente cercana al comienzo de nuestra era. En esos escritos, como en algunos pasajes de los escritos proféticos, se acentúa un progresivo cambio en la mentalidad: los bienes de la tierra, si bien son bendiciones de Dios, son perecederos.

«El martirio de los siete macabeos» (1863), de Antonio Ciseri. El martirio de los siete hermanos macabeos delante de su propia madre, martirizada al final, constituye el trasfondo dramático para la explicitación en la Biblia griega de un nuevo alcance en el concepto de «bienaventuranza»: la fe en la «resurrección de los cuerpos».

Cuando se afirma la creencia en la «vida eterna» o, mejor, en la «resurrección de los cuerpos», que aparece por primera vez como texto griego en el Libro II de los Macabeos 7 (escrito hacia fines del siglo II a.C. y comienzos del siglo I a.C.),​ esta esperanza hace brotar nuevos valores. Más aún, se produce una inversión del orden de valores antiguo.

Se comienza a enseñar que no hay que apreciar la felicidad de un hombre antes de la hora final: «Antes del fin, no llames feliz a nadie, que sólo a su término es conocido el hombre» (Eclesiástico 11:28).

El libro de la Sabiduría, en referencia a la «bienaventuranza», pone por delante la justicia al gozo de tener prosperidad. Aparecen incluso palabras hasta entonces impensadas: el hombre y la mujer estériles pueden ser «felices», en cuanto pueden ser fecundos espiritualmente. La esterilidad, que era considerada hasta entonces una deshonra o castigo, podía ser en realidad señal de bendición: «Dichosa la estéril sin mancilla… cuando sean juzgadas las almas se verán sus frutos» (Sabiduría 3:13).

Los eunucos, que en el pensamiento antiguo estaban excluidos de las asambleas de culto a Dios (Deuteronomio 23:2), son rehabilitados: «Dichoso también el eunuco si no tomó parte en el mal ni fomentó pensamientos de rebelión contra el Señor: su fidelidad será bien recompensada, tendrá un lugar de privilegio en el templo del Señor» (Sabiduría 3:14).

Así, los sabios coinciden en que la «bienaventuranza» no está tanto en los bienes personales como en obrar justamente.

Las bienaventuranzas en Mateo 5 y Lucas 6

El Sermón del monte, óleo sobre tela del pintor danés Carl Heinrich Bloch (1834–1890).

Probablemente las bienaventuranzas más famosas sean las transmitidas por el evangelio de Mateo (capítulo 5) y el evangelio de Lucas (capítulo 6). Entre ellas se observó cierto número de concomitancias. Los dos evangelios recogen la misma palabra: «bienaventurados» o dichosos. Los dos están de acuerdo en colocar ese término al frente de una especie de discurso-programa que pronuncia Jesús al comienzo de su ministerio, un poco antes en Mateo que en Lucas. También hay en los dos una diferencia muy clara entre las primeras bienaventuranzas y la última, tanto en el tono general como en el estilo: mientras que las primeras son breves y están bien acuñadas, la última se despliega con cierta amplitud. Y en ambos evangelios, el tono general viene dado por la primera bienaventuranza que se suele considerar el compendio de todas las demás: «Bienaventurados los pobres» (Lucas 6:20), «Bienaventurados los pobres de espíritu» (Mateo 5:3).

En el evangelio de Mateo, las bienaventuranzas constituyen el comienzo del largo discurso de tres capítulos (Mateo 5-7) conocido como «sermón de la montaña». En cambio, en el evangelio de Lucas, se ubican en el comienzo de un «discurso en la llanura» mucho más corto (medio capítulo: Lucas 6: 20-47). Este discurso se encuentra recogido casi íntegramente en el sermón de Mateo, pero sus perspectivas parecen ser algo distintas.

El discurso de Lucas está centrado casi exclusivamente en el amor al prójimo; Mateo se interesa sobre todo por la manera con que las exigencias del evangelio constituyen una superación respecto a las exigencias de la ley judía, tal como se la interpretaba en el siglo I.

En cuanto a las bienaventuranzas mismas, la primera diferencia que se advierte es la del número: Mateo tiene 9; Lucas sólo 4, pero las hace seguir de otras cuatro sentencias que recogen exactamente la otra cara de las bienaventuranzas: las maldiciones (¡ay de vosotros, los ricos, los que estáis saciados, los que ahora reís, de los que habla bien todo el mundo!). La diferencia de contenido es la más importante: la razón de la dicha no parece ser la misma para Mateo que para Lucas. Lucas considera situaciones penosas (Dichosos los pobres… Dichosos los que ahora tenéis hambre…). mientras que Mateo tiene en cuenta actitudes y disposiciones espirituales (Dichosos los pobres de espíritu… Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia…). Si bien estas dos series de bienaventuranzas se sitúan en dos planos distintos, parecen ser complementarias y convergentes.

Tabla 1: Bienaventuranzas y maldiciones en Mateo 5 y Lucas 6
Mateo 5:3-12 Lucas 6:20-23 Lucas 6:24-26
Bienaventuranzas Bienaventuranzas Maldiciones
Bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos es el Reino de los Cielos
Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el Reino de Dios
¡Ay de vosotros los ricos!, porque habéis recibido vuestro consuelo
Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra
Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados
Bienaventurados los que lloráis ahora, porque reiréis
¡Ay de los que reís ahora!, porque tendréis aflicción y llanto
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados
Bienaventurados los que tenéis hambre ahora, porque seréis saciados
¡Ay de vosotros, los que ahora estáis hartos!, porque tendréis hambre
Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia
Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios
Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios
Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos
Bienaventurados seréis cuando os injurien y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa
Bienaventurados seréis cuando los hombres os odien, os expulsen, os injurien y proscriban vuestro nombre como malo por causa del Hijo del hombre
¡Ay cuando todos los hombres hablen bien de vosotros! […]
Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros
Alegraos ese día y saltad de gozo, que vuestra esperanza será grande en el cielo. Pues de ese modo trataban sus padres a los profetas
[…] pues de ese modo trataban sus padres a los falsos profetas.

Así, el esfuerzo que aparece en el Antiguo Testamento por incorporar a la bienaventuranza valores distintos a los del éxito o la riqueza, tales como el valor de la justicia en la pobreza y en el fracaso, encuentra en la predicación de Jesús de Nazaret una posición tajante: los dichosos no son ya los ricos, los satisfechos o aquéllos a los que se halaga, sino los que tienen hambre y que lloran, los pobres y los perseguidos.

En el concepto de Léon-Dufour, dos bienaventuranzas mayores comprenden todas las demás:

  1. la pobreza, con su cortejo de las obras de justicia, de humildad, de mansedumbre, de pureza, de misericordia, de solicitud por la paz.​ En el mismo marco aparecen otras bienaventuranzas: se declara a María (madre de Jesús) bienaventurada por haber creído (Lucas 1:45), y también son bienaventurados los que no vieron y creyeron (Juan 20:29). En línea con lo anterior, tanto el Evangelio de Lucas como el Apocalipsis señalan como bienaventurados a los que escuchan la Palabra de Dios y la ponen en práctica (Lucas 11:28), al que lee y a los que oyen la Palabra y guardan las cosas en ella escritas (Apocalipsis 1:3).
  2. la persecución por amor de Cristo. El autor del Apocalipsis, escrito a las siete Iglesias de Asia (Apocalipsis 1:4) durante la persecución (Apocalipsis 1:9), declara dichoso al que se mantiene vigilante (Apocalipsis 16:15), al que será llamado para la resurrección (Apocalipsis 20:6). Incluso si da su vida en testimonio, es bienaventurado «por morir en el Señor», porque sus obras lo acompañan (Apocalipsis 14:13).
Las bienaventuranzas desde la perspectiva de la Iglesia católica

El Catecismo de la Iglesia Católica describe a las bienaventuranzas como el centro de la predicación de Jesús. Ellas responden al deseo natural de felicidad: “Las bienaventuranzas descubren la meta de la existencia humana, el fin último de los actos humanos: Dios nos llama a su propia bienaventuranza”.

Las bienaventuranzas en el arte

Antoni Gaudí incluyó la representación de las bienaventuranzas en su concepción del Templo Expiatorio de la Sagrada Familia. Las mismas figuran en las bóvedas posteriores del pórtico de la gloria, en correspondencia con sus ocho columnas interiores.

Bibliografía
  • Cabodevilla, José María (1970). La Impaciencia de Job. Estudio sobre el sufrimiento humano. Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos. ISBN978-84-220-0262-8.
  • Cabodevilla, José María (1984). Las formas de felicidad son ocho. Comentario a las bienaventuranzas. Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos. ISBN84-220-0262-0.
  • Léon-Dufour, Xavier (2001). Vocabulario de Teología Bíblica (18a. edición). Barcelona (España): Biblioteca Herder. ISBN978-84-254-0809-0.
  • Dupont, Jacques (1969-1973). Les Béatitudes. Tomo I: Le probleme Iittéraire (388 pp.); tomo II. La Bonne Noovelle (426 pp.); tomo III, Les évangelistes (744 pp.). París: Gabalda.
Fuente: Bienaventuranza – Wikipedia



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Desiderata

Desiderata

Desiderata (del latín desiderata “cosas deseadas”, plural de desideratum) es un poema sobre la búsqueda de la felicidad en la vida. Sus derechos de autor son del año 1927 y pertenecen a Max EhrmannDesiderata fue publicado en 1948 (después de la muerte de su autor) en una colección de poemas titulada Desiderata of Happiness, recopilados por la esposa de Ehrmann.

El autor oficial y reconocido es Max Ehrmann (1872-1945), un abogado y poeta del Estado de Indiana (Estados Unidos). Se ha dicho que Desiderata fue inspirada por un impulso que Ehrmann describe en su diario: «Debería dejar un humilde regalo, un trozo de prosa que ha alcanzado nobles honores».

Alrededor de 1959, el reverendo Frederick Kates, párroco de la iglesia Saint Paul, en Baltimore, usó el poema en una colección de devocionarios que él había recopilado para su congregación. Años antes, él había encontrado una copia de Desiderata. En el encabezado del documento entregado figuraba “Old St. Paul’s Church, Baltimore” (el nombre de la iglesia) y el año de fundación de la misma (1692). Cuando Adlai Stevenson murió en 1965 al lado de su cama se encontró una copia de Desiderata y se descubrió que éste había planeado usar el poema en sus cartas de Navidad. La publicidad que siguió dio amplia fama al poema, ya relacionado por error con la iglesia Saint Paul.

Poema (en inglés y español)
Go placidly amid the noise and haste,

and remember what peace there may be in silence.
As far as possible, without surrender,
be on good terms with all persons.
Speak your truth quietly and clearly;
and listen to others,
even to the dull and ignorant;
they too have their story.
Avoid loud and aggressive persons;
they are vexations to the spirit.
If you compare yourself with others,
you may become vain or bitter,
for always there will be greater
and lesser persons than yourself.
Enjoy your achievements as well as your plans.
Keep interested in your own career, however humble,
it’s a real possession in the changing fortunes of time.
Exercise caution in your business affairs,
for the world is full of trickery.
But let this not blind you to what virtue there is;
many persons strive for high ideals,
and everywhere life is full of heroism.
Be yourself.
Especially do not feign affection.
Neither be cynical about love;
for in the face of all aridity and disenchantment,
it is as perennial as the grass.
Take kindly the counsel of the years,
gracefully surrendering the things of youth.
Nurture strength of spirit
to shield you in sudden misfortune.
But do not distress yourself with dark imaginings.
Many fears are born of fatigue and loneliness.
Beyond a wholesome discipline,
be gentle with yourself.
You are a child of the universe
no less than the trees and the stars;
you have a right to be here.
And whether or not it is clear to you,
no doubt the universe is unfolding as it should.
Therefore be at peace with God,
whatever you conceive him to be.
And whatever your labors and aspirations,
in the noisy confusion of life,
keep peace in your soul.
With all its sham, drudgery and broken dreams,
it is still a beautiful world.
Be cheerful.

Strive to be happy”.

Camina plácido entre el ruido y la prisa,
y recuerda la paz que se puede encontrar en el silencio.
En cuanto te sea posible y sin rendirte,
mantén buenas relaciones con todas las personas.
Enuncia tu verdad de una manera serena y clara,
y escucha a los demás,
incluso al torpe e ignorante,
también ellos tienen su propia historia.
Evita a las personas ruidosas y agresivas,
ya que son un fastidio para el espíritu.
Si te comparas con los demás,
te volverás vano o amargado
pues siempre habrá personas más grandes y más pequeñas que tú.
Disfruta de tus éxitos, lo mismo que de tus planes.
Mantén el interés en tu propia carrera,
por humilde que sea,
ella es un verdadero tesoro en el fortuito cambiar de los tiempos.
Sé cauto en tus negocios,
pues el mundo está lleno de engaños.
Pero no dejes que esto te vuelva ciego para la virtud que existe,
hay muchas personas que se esfuerzan por alcanzar nobles ideales,
la vida está llena de heroísmo.
Sé tú mismo,
y en especial no finjas el afecto,
y no seas cínico en el amor,
pues en medio de todas las arideces y desengaños,
es perenne como la hierba.
Acata dócilmente el consejo de los años,
abandonando con donaire las cosas de la juventud.
Cultiva la firmeza del espíritu
para que te proteja de las adversidades repentinas,
mas no te agotes con pensamientos oscuros,
muchos temores nacen de la fatiga y la soledad.
Sobre una sana disciplina,
sé benigno contigo mismo.
Tú eres una criatura del universo,
no menos que los árboles y las estrellas,
tienes derecho a existir,
y sea que te resulte claro o no,
indudablemente el universo marcha como debiera.
Por eso debes estar en paz con Dios,
cualquiera que sea tu idea de Él,
y sean cualesquiera tus trabajos y aspiraciones,
conserva la paz con tu alma
en la bulliciosa confusión de la vida.
Aún con todas sus farsas, penalidades y sueños fallidos,
el mundo es todavía hermoso.
Sé alegre.
Esfuérzate por ser feliz.
Fuente: Desiderata – Wikipedia



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La historia del famoso poema Desiderata – LMEM

Fuente:  La historia del famoso poema Desiderata – LMEM

Niña en las nubes pensanodo en poemas como DesiderataDesiderata es una palabra que proviene del latín, significa “cosas que se desean”, y es también el título de un famosísimo poema, que se volvió particularmente célebre durante los años sesenta de la mano del movimiento hippie. El texto es un compendio de sabios consejos que ha dado la vuelta al mundo entero, por la precisión de las ideas y la profundidad del contenido.

En un momento dado se produjo todo un debate sobre el origen de este poema. Alrededor del texto se tejió la leyenda de que había sido escrito por un monje anónimo y que había sido encontrado luego en el banco de una iglesia de Baltimore, hace doscientos años. Según esta versión, el poema habría sido escrito en el año de 1692.

En realidad, todo se trató de un error. El autor de Desiderata fue el filósofo y abogado Max Ehrmann. Pero el texto nunca se publicó mientras él estuvo vivo. Solo vio la luz hacia 1948, cuando su esposa publicó sus poemas de manera póstuma.

Max Mehrmann creador de Desiderata

Desiderata, una historia singular

El error se originó porque durante muchos años Desiderata fue un poema que se hizo pasar de mano en mano, como una especie de acto de buena voluntad. Se convirtió en algo así como una proclama, se buscaba que quien lo recibiera practicara todo lo que estaba consignado allí.

Muchos omitieron escribir el nombre del autor, y fue así como llegó a manos de un pastor de Maryland, quien recopiló varios textos para hacer una edición especial de Navidad. Dentro de los textos estaba Desiderata y, al lado del nombre, el presbítero anotó una leyenda: “Iglesia de San Pablo, 1692”. Solamente escribió esos datos para identificar su templo y el año de fundación del mismo.

Uno de los feligreses quedó encantado con el poema y le pidió a un diario que lo publicara. Así se hizo y entonces se popularizó el error de que databa de 1692 y había sido encontrado en la Iglesia de San Pablo.

Sea como fuere, lo cierto es que se trata de un hermoso texto que ha sido traducido a más de 70 idiomas. Se popularizó en español gracias a la versión del mexicano Arturo Benavides, quien declamó el poema musicalizado.

Niña soñando

Este es el texto de este maravilloso poema:
“Camina plácido entre el ruido y la prisa,
y recuerda la paz que se puede encontrar en el silencio.
En cuanto te sea posible y sin rendirte, 
mantén buenas relaciones con todas las personas.
Enuncia tu verdad de una manera serena y clara,
y escucha a los demás,
incluso al torpe e ignorante,
también ellos tienen su propia historia.
Evita a las personas ruidosas y agresivas,
ya que son un fastidio para el espíritu.
Si te comparas con los demás,
te volverás vano y amargado
pues siempre habrá personas más grandes y más pequeñas que tú.
Disfruta de tus éxitos, lo mismo que de tus planes.
Mantén el interés en tu propia carrera,
por humilde que sea,
ella es un verdadero tesoro en el fortuito cambiar de los tiempos.
Sé cauto en tus negocios,
pues el mundo está lleno de engaños.
Mas no dejes que esto te vuelva ciego para la virtud que existe,
hay muchas personas que se esfuerzan por alcanzar nobles ideales,
la vida está llena de heroísmo.
Sé sincero contigo mismo,
en especial no finjas el afecto,
y no seas cínico en el amor,
pues en medio de todas las arideces y desengaños,
es perenne como la hierba.
Acata dócilmente el consejo de los años,
abandonando con donaire las cosas de la juventud.
Cultiva la firmeza del espíritu para que te proteja de las adversidades repentinas,
muchos temores nacen de la fatiga y la soledad.
Sobre una sana disciplina,
sé benigno contigo mismo.
Tú eres una criatura del universo,
no menos que los árboles y las estrellas,
tienes derecho a existir,
y sea que te resulte claro o no,
indudablemente el universo marcha como debiera.
Por eso debes estar en paz con Dios,
cualquiera que sea tu idea de Él,
y sean cualesquiera tus trabajos y aspiraciones,
conserva la paz con tu alma en la bulliciosa confusión de la vida.
Aún con todas sus farsas, penalidades y sueños fallidos,
el mundo es todavía hermoso.
Sé cauto.
Esfuérzate por ser feliz“.
Autora:   Edith Sánchez

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Las 5 mejores frases de Anthony de Mello – LMEM

Fuente: Las 5 mejores frases de Anthony de Mello – LMEM
fotografía representando las frases de Anthony de Mello

Las frases de Anthony de Mello nos revelan a un pensador ecuménico, que tuvo gran claridad para captar aspectos esenciales de la espiritualidad contemporánea. Él mismo era una síntesis de varias culturas y creencias.

Nació en Bombay (India), pero a diferencia de la mayoría de sus compatriotas, era católico. De hecho, se convirtió en sacerdote, en la orden de los jesuitas. Luego fue a vivir en Estados Unidos, donde se hizo famoso gracias a sus prédicas y libros.

El amor perfecto se moldea fuera del miedo. Donde hay amor, no hay demandas, no hay expectativas, no hay dependencia. Yo no demando que me hagas feliz; mi infelicidad no reside en ti. Si me dejases, no sentiría pena de mi mismo; disfruto enormemente de tu compañía, pero no me aferro a ella”.

-Anthony de Mello-

Muchas de las frases de Anthony de Mello no se pueden enmarcar en una creencia específica. Tomó elementos de las religiones orientales y los mezcló con un mensaje católico y a la vez social. Aunque su forma de pensar resultaba polémica para algunos, lo cierto es que son millones de personas en el mundo las que se han beneficiado de sus enseñanzas. Estas son algunas de sus frases más recordadas.

1. Una de las frases de Anthony de Mello más recordadas

Esta es, sin duda, una de las frases de Anthony de Mello más citadas y recordadas:

La felicidad no puede depender de los acontecimientos. Es tu reacción ante los acontecimientos lo que te hace sufrir”.

-Anthony de Mello-

Mujer con los brazos abiertos disfrutando de su felicidad

Como vemos, hay una fuerte influencia de las filosofías orientales en esta afirmación. Nos recuerda que las realidades no son el origen a la felicidad o el sufrimiento. Esto depende solo del mundo interno. Por lo tanto, lo esencial es la respuesta a los acontecimientos, no los acontecimientos mismos.

2. Los demás son un espejo

Otras de las frases de Anthony de Mello dice lo siguiente:

 “Ves las personas y las cosas no como son, sino como tú eres”.

-Anthony de Mello-

En ella, nuevamente se reitera que todo depende de la forma de percepción de cada persona, de cómo construye su mundo.

Esa frase nos recuerda algo sobre lo que también habla el psicoanálisis: los mecanismo de proyecciónEs nuestra mirada la que le da forma a lo que vemos.

3. Esto es la iluminación

Mano con juego de luces representando las frases de Anthony de MelloLa iluminación es uno de los conceptos que se repite una y otra vez en las frases de Anthony de Mello. Le da un significado similar al del budismo. Se trata de un despertar de la conciencia profunda que permite entrar en contacto con la realidad de una manera más genuina.

Al respecto dice Tony de Mello:

 “La iluminación es: cooperación absoluta con lo inevitable”.

-Anthony de Mello-

Es una bella manera de expresar que la lucidez proviene de aceptar las cosas tal y como son. De hecho, no solo hay que aceptarlo, sino “cooperar” con ello. Esto es, dejar que sea y sumarnos a su dinámica.

4. El contacto con la naturaleza

La siguiente frase es una reflexión sobre la vida actual en las ciudades. En ella, Anthony de Mello señala:

“Cuando estás demasiado alejado de la naturaleza, tu espíritu se seca y muere, porque ha sido violentamente separado de sus raíces”.

-Anthony de Mello-

Resulta muy interesante porque una de las principales fuentes de estrés en las ciudades es precisamente esa falta de contacto con la naturaleza. De ahí que muchas de las terapias contemporáneas se orienten a entrar en contacto con otros seres vivos para sanar.

5. Las drogas contemporáneas

Esta es una de las frases de Anthony de Mello que retrata varios de los males contemporáneos. Dice lo siguiente:

“La aprobación, el éxito, la alabanza, la valoración, son las drogas con las que nos ha hecho drogadictos la sociedad, y al no tenerlas siempre, el sufrimiento es terrible”.

-Anthony de Mello-

 

mujeres pendidas de hilos representando las frases de Anthony de MelloSorprende la lucidez en esa aseveración. Recordemos que Anthony de Mello murió en 1987, es decir que no alcanzó a presenciar la masificación de las nuevas tecnologías. Sin embargo, en la anterior frase ya preveía el nuevo estilo de las relaciones humanas. También alerta sobre esas nuevas formas de dependencia, que solo conducen al sufrimiento.

Anthony de Mello es mucho más que el autor de varios best sellerLa claridad y la bondad con las que impartió sus enseñanzas lo convirtieron en uno de los grandes guías del mundo actual. Lo inspiraba una profunda fe en el amor como fuente de todo y la convicción de que a través de las palabras también se puede cambiar el mundo.

Fuente:  Las 5 mejores frases de Anthony de Mello – LMEM
Autora:   Edith Sánchez



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Las 10 reglas de la vida, según un maestro budista japonés – LMEM

Fuente:  Las 10 reglas de la vida, según un maestro budista japonés. – LMEM

Como buen guerrero oriental, para Miyamoto la lucha era mucho más que un combate. Los samuráis le daban un enorme valor a la evolución personal. Este era precisamente el medio para convertirse en buenos combatientes. Las reglas de la vida de Miyamoto han sobrevivido al tiempo, igual que lo hacen los clásicos. En ellas se recoge la sabiduría de quien ha vivido con valor y en función de causas nobles. Hemos sintetizado esos preceptos en diez orientaciones que enseguida compartimos.

1. Aceptación, la primera de las reglas de la vida

La primera de las reglas de la vida es aceptar la vida misma, tal y como es. Aceptación no quiere decir resignación, sino humildad. La vida es lo que es y de cada uno de nosotros depende una actitud: la de aprender de las circunstancias que no hemos elegido, pero con las que tenemos que convivir.

La consecuencia de no aceptar la realidad es el sufrimiento permanente. Este da origen a una batalla interior que siempre se pierde. Aceptar, en cambio, lleva a aprender de cada situación.

2. Piensa poco en ti y mucho en los demás

Niño ante BudaQuien se detiene a pensar demasiado en sí mismo termina confundiéndose. Levanta un muro frente al mundo y alimenta sus inseguridades. Más que pensar en uno mismo, lo adecuado es permitirse ser.

La verdadera felicidad está en poder servir a otros. No hay nada que se compare con la satisfacción de hacer el bien. Quien es generoso da muestra de ser poderoso también. Esto es, finalmente, lo que le permite apreciarse a sí mismo.

 

3. Aprende a desprenderte del deseo

El deseo, entendido como anhelo por lo que no se tiene, solo conduce a la insatisfaccióneterna. El tener es como un barril sin fondo. A más que tienes, más deseas. Y cada vez es más difícil satisfacerte.

 4. Evita darle lugar al arrepentimiento

El arrepentimiento causa mucho sufrimiento. Lo peor es que se trata de un sentimiento inútil. Así lo hace ver Miyamoto en las reglas de la vida. Insiste en que no deberíamos ver al error como una condena, sino más bien como una característica asociada a nuestra naturaleza.

Cada acción que realizamos nos enseña algo. También nos cambia de alguna manera. Si se actuó mal, nos deja una gran enseñanza. Por eso nada de lo vivido es despreciable. Lo importante es saber aprender de ello, enriquecer nuestro bagaje.

5. Elimina las quejas y el resentimiento

La queja solo contribuye a invadir a una persona de mala energía. También a atormentar a quienes le rodean. No tiene ningún sentido porque en lugar de mover hacia la acción, termina paralizando.

Según las reglas de la vida de Miyamoto, las quejas y el resentimiento envenenan a quien las siente. No sirven para nada. Al contrario, comienzan a dañar como una plaga a otros sentimientos que sí son positivos.

mujer lanzando palomas representando las reglas de la vida

6. Deja a un lado los objetos que no necesitas

Los objetos influyen sobre nuestras emociones y nuestra manera de ver la vida. Si nos apegamos demasiado a ellos, terminan por ejercer control sobre nosotros. Hacen que nuestra conciencia sea menos libre.

Esto aplica especialmente para las cosas que ya no necesitamos y que, pese a ello, conservamos. Finalmente nos vuelven personas más inseguras y rígidas. Por eso en las reglas de la vida se insiste en deshacerse de lo inútil.

7. No sigas ciegamente las creencias de otros

Habla, en el fondo, de mantener la confianza en nuestro criterio. Confiar en el sentido común que uno posee. Respetar las propias convicciones y los propios valores. De lo contrario, una persona se vuelve muy manipulable.

Nadie necesita que le digan qué está bien o qué está mal. Todos tenemos la capacidad de decidir esto por nosotros mismos. Seguir ciegamente a otros solo conduce a traicionarnos a nosotros mismos en algún punto.

8. Conserva siempre tu honor

El honor es una palabra casi olvidada. Tiene que ver con el amor propio. Con no permitirnos caer en conductas que estén en disonancia con los valores que defendemos, en los que creemos. Constituirían una especie de brújula, dando lugar al orgullo cuando se respetan en contra de las tentaciones.

El honor es el bien más preciado de cualquier persona. Alguien honorable inspira respeto y consideración. Atrae la buena voluntad y la consideración de los demás, incluso de los enemigos. Así es como el honor le confiere valor a la vida; un valor que es muy íntimo y personal.

9. El amor no debe estar invadido por el apego

chico al amanecer pensando en las reglas de la vidaLas emociones, en general, son respuestas impulsivas. Si se razonan, se convierten en sentimientos. Estos son más profundos y más ponderados. Están asociados a los valores y no a las necesidades.

El amor es un sentimiento extraordinario. Sin embargo, a veces llamamos amor a una emoción ciega y pasajera. Esto ocurre cuando lo que inspira el amor es el apetito de algo o el apego. En esos casos daña, más que beneficiar.

 

10. No temas a la muerte

Es un hecho, somos mortales. La vida acaba y esto es una realidad natural. No debemos temer ni a la muerte propia ni a la de los seres que amamos. Así, vencemos el temor a la muerte viviendo intensamente la vida.

Las reglas de la vida de Miyamoto han sobrevivido al tiempo por la gran sabiduría que encierran y también por todo aquello que inspiran. Llaman al realismo, a la humildad y a la paz interior. Buscan que nos enfoquemos hacia la esencia y no hacia lo aparente e intrascendente.

Fuente:  Las 10 reglas de la vida, según un maestro budista japonés. – LMEM
Autora:  Edith Sánchez

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Reflexión

Si nos observáramos verdaderamente, percibiríamos nuestras tensiones y hábitos.
Si percibiéramos nuestras tensiones y hábitos, nos liberaríamos y relajaríamos.
Si nos liberáramos y relajáramos, percibiríamos las sensaciones.
Si percibiéramos las sensaciones, recibiríamos impresiones.
Si recibiéramos impresiones, despertaríamos al momento.
Si despertáramos al momento, experimentaríamos la realidad.
Si experimentáramos la realidad, veríamos que no somos nuestra personalidad.
Si viéramos que no somos nuestra personalidad, nos acordaríamos de nosotros mismos.
Si nos acordáramos de nosotros mismos, abandonaríamos nuestro miedo y nuestros apegos.
Si abandonáramos el miedo y las apegos, seríamos tocadas por Dios.
Si fuéramos tocados por Dios, buscaríamos la unión con Él
Si buscáramos la unión con Dios, querríamos lo que Él quiere,
Si quisiéramos lo que Dios quiere, seríamos transformados.
Si fuéramos transformados, el mundo sería transformado.
Si el mundo se transformara, todos retornaríamos a Dios.


La Sabiduría del Eneagrama - Don Richard Riso & Russ Hudson



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Reflexión

“Yo dormía y soñé que la vida era alegría. Me desperté y vi que la vida era servicio. Serví y comprendí que el servicio era alegría” 

Rabindranath Tagore