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Comunidad del Arca – No Violencia y Espiritualidad.

Comunidad del Arca – No Violencia y Espiritualidad
El Arca hoy, ¿qué es?

La Comunidad del Arca es en primer lugar una comunidad internacional de cientos de personas, unidas por la no violencia como herramienta de transformación personal y colectiva. Lejos de estar marcada por una homogeneidad de pensamientos o experiencias, el Arca es, por el contrario, un crisol donde cada persona es movida en su individualidad por el poderoso mensaje de la no violencia, noción espiritual milenaria que va más allá de las pocas técnicas a las que a veces se reduce.

Cada país, cada época y cada comunidad del Arca ha hecho suyo el mensaje popularizado por Gandhi y retomado en Europa por Lanza del Vasto, según su contexto político y social.

Hoy en día, mientras que algunos miembros del Arca viven en casas comunitarias, la mayoría de ellos viven en su propia ciudad, pueblo o barrio, manteniendo el espíritu de convivencia característico de la Comunidad.

El Arca es, ante todo, un colorido mosaico de experiencias de vida, de historias de fiestas y de luchas, de una búsqueda activa de espiritualidad y de sentido, y de una densa red de relaciones fraternales.

Fuente:  Comunidad del Arca -No-Violencia y Espiritualidad.

Lanza del Vasto (nacido Giuseppe Giovanni Luigi Enrico Lanza di Trabia en San Vito dei Normanni, Italia, el 29 de septiembre de 1901 – murió en la Comunidad del Arca “La Longuera“, situada a 7 km de Elche de la SierraAlbacete, España, el 5 de enero de 1981) fue un filósofo, poeta, artista y activista de la no violencia.

Fue discípulo de Mohandas K. Gandhi, quien le impuso el sobrenombre de Shantidas, y trabajó en el diálogo interreligioso, la renovación espiritual, el activismo ecológico y la no violencia.

Fue fundador de la Comunidad del Arca.

Resultado de imagen de Lanza del VastoEn diciembre de 1936, Lanza viajó a la India, para unirse al Movimiento para la Independencia de la India comandado por Gandhi. Había conocido a Gandhi a través de la obra de Romain Rolland. Tras vivir con Gandhi durante 6 meses, emprendió su peregrinación al nacimiento del Ganges y luego de ese viaje volvió a Europa. En 1938 emprendió uno de sus viajes espirituales hacia Palestina, para conocer y visitar los Santos Lugares.

Tras su muerte, fue trasladado a Francia, donde fue enterrado junto a su mujer, en la Comunidad del Arca La Borie.

Peregrinación a las fuentes es su libro más importante. En él relata sus primeros días en la India y los distintos pasos que da para despojarse de su hombre occidental. De esta manera es como llega a conocer al objetivo de su viaje, Mohandas K. Gandhi que en ese momento participaba activamente como asesor del Parlamento Indio. De sus días con Gandhi se refleja el estrecho contacto que tenían y la madurez del proyecto de Lanza del Vasto de peregrinar hasta el nacimiento del Ganges, de donde vuelve después de haber experimentado con casi todos los aspectos de la vida ascética de las distintas castas y sectas hindúes de la India.

Un viento de altas montañas sopla por las páginas de este diario de viaje. Un canto a la vida y al conocimiento místico del universo. Una revelación existencial de claves herméticas hindúes con algo del aliento de Whitman.

Fuente:  Giuseppe Lanza del Vasto



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Historia de Artesanos de Paz.

Artesanos de Paz

Artesanos de la Paz es un movimiento que surgió en Estrasburgo el 1 de enero de 1981. Muy pronto, se extendió a una docena de ciudades francesas y tres alemanas. Su inspiración era  no-violencia y su objetivo, crear un vasto movimiento que pusiera en cuestión la aparente inevitabilidad de las guerras y la escalada de armamentos con una especial denuncia hacia el armamento nuclear. El medio de acción permanente que emplearon era la realización de una hora de silencio semanal en un lugar público concurrido.

En el transcurso de esa hora de silencio, se trataba de invitar a la reflexión sobre las causas de las guerras y lo que supone la carrera de armamentos para los ciudadanos y las sociedades. Además de la acción semanal del silencio, realizaban de modo esporádico algún otro tipo de acciones, tales como ayunos públicos, difusión de declaraciones de personas relevantes etc. El movimiento lo formaban personas de procedencia diversa, pero con un denominador común: la no-violencia.

Durante las concentraciones silenciosas, se colocaban unos sencillos paneles donde se hacía  referencia a algún hecho o noticia ocurrida durante la semana que tuviese que ver con las guerras, armamentos, derechos humanos y atentados de ETA.

En la primavera de 1982 la Comunidad del Arca de Arguiñariz, (NAVARRA) siguiendo la inquietud de otras comunidades de Europa, presenta a diferentes grupos de Bilbao, San Sebastián, Vitoria y Pamplona, la posibilidad de unirse en función de unos mismos problemas y tratar de crear un movimiento al servicio de la Paz y la Reconciliación entre los hombres y los pueblos, que tuviera como base la NO-VIOLENCIA íntegra.

El principio que mueve a esta idea es el de la contemplación de tantas asociaciones que van naciendo, todas con el mismo anhelo: hacer la Paz y combatir la guerra y sus cauces.

A la vista de la falta de entendimiento a través del diálogo para crear ese movimiento común de Paz y Reconciliación, y siendo por otra parte imprescindible la formación de cauces que den pie al sentimiento de UNIDAD entre las personas que quieren lo mismo, se crea “ARTESANOS DE PAZ”, que mantiene como cauce de ese entendimiento el “SILENCIO”, que en el tiempo permitirá, que la falta de ese entendimiento que en principio se daba, vaya suavizándose hasta desaparecer, no permitiendo que las ideas separen y dejando que la VERDAD, poco a poco vaya desarrollándose en todos, tanto en nuestro interior a nivel individual, como en el exterior en forma de mayor claridad de la causa que queremos defender.

El fin del movimiento de “Artesanos de Paz” es conseguir la PAZ y la RECONCILIACION.

Esto en principio parece que es común a muchos grupos, por lo que Artesanos de Paz, a diferencia de los demás grupos coloca su atención principalmente en los medios sin los cuales el fin pasaría a ser imposible.

¿Cuál es el medio? La NO-VIOLENCIA entendida no como una estrategia, sino como una actitud que procede de la búsqueda de la VERDAD por encima de ideologías e intereses.

El 23 de diciembre de 1982 comienza la primera media hora de silencio por la Paz.

Nos reuníamos en la Plaza San Francisco de Asís, en Pamplona (Navarra), Los Jueves de 20:00 a 20:30, en silencio, mantuvimos este gesto por un período de unos dos años.

Surgieron otros movimientos como “Gesto por la Paz” y poco a poco nos retiramos en silencio.


Revista Artesanos de Paz. PDF

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María Montessori.

María Montessori – Su historia y su Pedagogía.

María Montessori, nació el 31 de agosto de 1870 en Chiaravalleprovincia de Ancona, Italia, en el seno de una familia burguesa católica.​ Sus padres Renilde Stoppani y Alessandro Montessori, militar de profesión. La familia se trasladó a Roma cuando tenía 12 años para que pudiera tener una buena educación. En un principio habían pensado que estudiara magisterio, la única salida profesional para las mujeres de la época pero ella se plantea otras opciones.

Estudió ingeniería a los 14 años, luego estudió biología y por último fue aceptada en la Facultad de Medicina de la Universidad de Roma “La Sapienza”. En 1894 ganó un premio bien remunerado por un trabajo sobre patología general y en 1895 ganó una plaza como asistente médico en un hospital de mujeres y otra en uno de hombres sin recursos además de entrar en la clínica psiquiátrica de la Universidad de Roma empezando a trasladar su pensamiento hacia otras disciplinas.

A pesar de las dificultades económicas y sociales a los 26 años, en 1896 obtiene el título y se convierte en la primera mujer médico en Italia.​ Más tarde, estudió antropología y obtuvo un doctorado en filosofía, época en la que asistió a uno de los primeros cursos de psicología experimental. Y desarrolló su propia clasificación de enfermedades mentales.

Fuente:  María Montessori

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Educar para la Paz – María Montessori.

María Montessori, educar para la paz.

La reconocida pedagoga defendió un nuevo concepto de la fraternidad alejado de la sumisión y la ley del más fuerte.

María Montessori
El contexto:

Guerra y paz no eran más que sinónimos de dominio y sumisión a principios del siglo XX, como probablemente lo habían sido a lo largo de toda la historia de la humanidad. La diferencia sustancial fue analizar el fenómeno desde el novedoso prisma de la psicología, una ciencia que apenas empezaba a despuntar a la luz de los estudios de Sigmund Freud y de la Asociación Psicológica de Viena.

Es lo que hizo la italiana María Montessori, primera mujer en ejercer la medicina en su país tras estudiar ingeniería, biología, antes de adentrarse en la antropología, la filosofía y la psicología experimental. Todo ello antes de arrancar el convulso siglo XX.

Tras desarrollar una clasificación propia de las enfermedades mentales a raíz de su trabajo con niños con diferentes patologías considerados “irrecuperables” para las instituciones sanitarias y educativas italianas, Montessori empezó a trabajar en el desarrollo de las potencialidades de estos menores para recuperarlos para la sociedad.

 

María Montessori, en una escuela que aplicaba su método pedagógico en Londres a principios de los años 50 del siglo pasado.

Fue sólo el inicio del desarrollo de un método educativo revolucionario que por primera vez puso al niño en el centro, como protagonista del desarrollo de sus propias potencialidades. Pero también el de un análisis de los errores de la educación convencional, que hasta ese momento –y aún ahora– formaba a adultos con la única finalidad de ejercer un control acrítico y tribal sobre su entorno natural y social.

La modernidad del pensamiento de Montessori hizo de la figura de la pedagoga la representación del pensamiento de la nueva era y el concepto del nuevo ser humano que buscaba el fascismo, una ideología autoritaria que tuvo una base cultural y científica que no alcanzaron ni el nazismo en Alemania ni, mucho menos, el franquismo en España.

Y, de hecho, Montessori pudo desarrollar su método y sus propias escuelas en Italia y Alemania con el apoyo expreso de Benito Mussolini y Adolf Hitler. Hasta que, consecuente hasta el final con sus propias convicciones, decidió refugiarse en India y en los Países Bajos, donde pudo seguir desarrollando su trabajo pedagógico, tras una breve estancia en Barcelona frustrada por el inicio de la Guerra Civil.

Antes de iniciar este periplo, pero ya repudiada por el fascismo, pronunció en la Oficina Internacional de Educación de Ginebra el discurso que ofrecemos extractado. Era 1932 y el auge de los totalitarismos y la cara más cruda del colonialismo eran para Montessori el reflejo de ese adulto cruel sin ningún tipo de escrúpulos ni capacidad crítica que imponía sobre el niño la ley del más fuerte.

Una idea que la pedagoga desarrolló adentrándose en el terreno la moral ya iniciada la Guerra Civil española y que culminó en la organización en Copenhague del congreso “Educar para la paz” en 1937. Pero la voz de Montessori no sirvió para evitar una nueva guerra mundial ni la Academia Sueca tuvo en consideración sus aportaciones para considerar sus candidaturas como premio Nobel de la Paz en 1949 y 1950.

El discurso:

“Parece extraño y, en cierta forma, discordante con el espíritu de esta era de especialización que me inviten para discutir sobre la paz, tema que, si se convirtiera en una disciplina especial, sería el más noble de todos, dado que la vida misma, de la humanidad depende de él.

”Quizás también dependa de él la posibilidad de que nuestra civilización evolucione o desaparezca. De hecho es bastante raro que todavía no exista algo así como una ciencia de la paz, teniendo en cuenta que la ciencia de la guerra parece estar muy avanzada, por lo menos en lo que respecta a cuestiones tan concretas como los armamentos y las estrategias.

Es significativo que no exista algo así como una ciencia de la paz cuando la ciencia de la guerra está tan avanzada.

María Montessori

”Sin embargo, en su carácter de fenómeno humano colectivo, incluso la guerra esconde un misterio, porque todos los pueblos de la Tierra, que se manifiestan ansiosos por alejarse de ella como si fuera el peor de los flagelos, son empero los mismos que se ponen de acuerdo para iniciar las guerras y los que voluntariamente apoyan la lucha armada.

”Muchos estudiosos dedican con vehemencia a investigar las causas ocultas de ese fenómeno, comparándolo con las catástrofes naturales contra las cuales el hombre no puede hacer nada. La guerra es un fenómeno humano; por lo tanto, debería ser tanto más accesible para las mentes inquietas.

”Como se ha comprobado que no es así, debemos llegar a la conclusión de que lograr la paz mundial se relaciona con complejos factores indirectos, que sin lugar a dudas merecen ser estudiados y pueden llegar a convertirse en el objeto de una ciencia poderosa.

El ser humano, amo del mundo, aún no ha logrado doblegar sus propias energías aniquiladoras

María Montessori

”Uno se asombra por el hecho de que el hombre haya podido revelar tantos misterios del universo, o encontrar energías ocultas y aprovecharlas para uso propio, movido por su instinto de preservar la vida y, lo que es más importante, por su profunda impulso de aprender y adquirir conocimientos.

”No obstante, al mismo tiempo, las investigaciones del hombre sobre sus propias energías internas han dejado un gran abismo y su dominio sobre ellas ha sido casi nulo. Este amo del mundo exterior no ha logrado doblegar sus propias energías, las cuales con el correr de los siglos se han acumulado y organizado sin rigor en varios grandes grupos humanos.

”Si se nos preguntara cuáles son las razones de esa paradoja, no podríamos dar una respuesta clara. En lo que respecta a la paz, ésta nunca ha sido objeto del proceso de investigación metódica y progresiva que se conoce como ciencia; por el contrario, entre las innumerables ideas que enriquecen nuestra conciencia humana no figura un concepto claro de la paz.

Entre las innumerables ideas que enriquecen nuestra conciencia no figura un concepto claro de la paz

María Montessori

”Lo que generalmente se quiere decir con la palabra paz es el cese de la guerra. Pero este concepto negativo no es una descripción adecuada de la paz genuina, y lo que es aún más importante, si observamos el propósito manifiesto de la guerra, la paz entendida en ese sentido representa, más bien, el triunfo final y permanente de la guerra.

”De hecho, en la Antigüedad el principal móvil de las guerras era conquistar territorios y por consiguiente someter a pueblos enteros. Aunque el entorno del hombre ya no es la tierra física real, sino más bien la organización social en sí misma, que se apoya en las estructuras económicas, aún se considera que la verdadera razón por la que se libran las guerras es la conquista de territorios, y multitudes de hombres todavía pierden la cabeza y desfilan con su bandera llevados por el afán de conquista.

”Ahora bien, ¿por qué una enorme cantidad de hombres se marchan a enfrentar la muerte cuando el fantasma de la invasión amenaza a su patria? ¿Por qué no sólo los hombres, sino también las mujeres e incluso los niños se precipitan para defender a su país? Por miedo a lo que se conocerá con el nombre de paz una vez que termine la guerra.

Hombres, mujeres  e incluso niños se lanzan a la guerra por miedo a lo que se conocerá como paz cuando acabe la guerra

María Montessori

”La historia humana nos enseña que paz significa la sumisión forzosa de los conquistados a la dominación cuando el invasor ha consolidado su victoria, la pérdida de todo lo que estiman los vencidos, y el fin del placer de disfrutar los frutos de su trabajo y sus conquistas.

”Los vencidos se ven forzados a realizar sacrificios, como si fueran los únicos culpables y merecieran ser castigados, simplemente por haber sido vencidos. Mientras tanto, los vencedores hacen alarde de los derechos que sienten que les corresponden por haberle ganado al pueblo derrotado, la verdadera víctima del desastre.

”Esas condiciones quizá marquen el final del combate, pero no hay duda de que no pueden recibir el nombre de paz. El verdadero flagelo moral surge precisamente de esta serie de circunstancias. Si me permiten hacer una comparación, la guerra se podría equiparar con el incendio de un palacio repleto de obras de arte y tesoros valiosísimos. Cuando el palacio queda reducido a un montón de cenizas humeantes, el desastre físico es total, y el humo sofocante que despiden las cenizas y que impide respirar puede compararse con lo que el mundo entiende generalmente por paz.

Los vencidos se ven forzados a realizar sacrificios, como si fueran los únicos culpables de la guerra y merecieran ser castigados.

María Montessori

”Es el mismo tipo de paz que se produce cuando un hombre se enferma, cuando en su cuerpo se libra una batalla entre sus energías vitales y los microorganismos invasores y finalmente el hombre pierde la batalla y muere. Como corresponde, expresamos nuestro deseo de que el difunto descanse en paz.

”Las causas de la guerra no pueden atribuirse a los fenómenos bien conocidos y estudiados que se vinculan con las injusticias sociales padecidas por los trabajadores que participan en la producción económica o con las consecuencias de una guerra peleada hasta el final, porque esos factores sociales son demasiado evidentes y fáciles de reconocer, incluso mediante la lógica más elemental, para que los consideremos las causas profundas o misteriosas de la guerra. Son más bien la punta de la mecha, el cabo que se encenderá antes de la explosión que representa la guerra.

”A modo ilustrativo, veamos la historia de un fenómeno análogo a la guerra, un fenómeno físico del campo de la medicina que ofrece un paralelismo sorprendente. Me refiero a la peste: un flagelo capaz de diezmar e incluso exterminar a pueblos enteros, una enfermedad aterradora porque avanzaba haciendo estragos, sin que nada le opusiera resistencia, en las tinieblas de la ignorancia que la rodeaba.

Se derrotó la peste cuando se llegó a investigar sus causas, con la guerra puede suceder igual

María Montessori

”Se derrotó la peste sólo cuando se llegó a investigar sus causas científicamente. AI igual que las guerras, las epidemias de peste estallaban sólo en forma esporádica y eran bastante impredecibles. La peste, además, cesaba por su cuenta, sin que el hombre interviniera en forma activa, ya que no tenía idea de qué la causaba y lo temía como si fuera un terrible castigo enviado por Dios, origen de destrucciones tan famosas en la historia como las que produjeron las guerras.

”Hoy nos resulta difícil imaginar que algo que era inequívocamente una enfermedad contagiosa haya podido ser visto como una prueba de asesinato y que se haya juzgado a los supuestos autores en un tribunal. Nos resultaría absurdo acusar a dos hombres de ser responsables de la enorme cantidad de muertes provocadas por la peste. Pero, aunque en la actualidad eso nos parezca absurdo, ¿no ocurre algo similar con respecto a la guerra?

”Para comenzar la tarea de reconstruir la psique del hombre, debemos tomar como punto de partida al niño. Debemos reconocer que no es solo nuestra progenie, nuestra mayor responsabilidad, sino mucho más que eso. Debemos estudiarlo no como una criatura dependiente, sino como una persona independiente que ha de ser considerada en términos de su propio ser individual.

Para comenzar la tarea de reconstruir la psique del hombre debemos tomar como punto de partida al niño

María Montessori

”Debemos tener fe en el niño como si fuera un mesías, un salvador capaz de regenerar la raza humana y la sociedad. Debemos lograr el dominio de nosotros mismos y humillarnos a fin de aceptar esta idea, y luego encaminarnos hacia el niño, como los tres Reyes Magos, llevándole regalos y poderes, siguiendo la estrella de la esperanza.

”Si un psicólogo tuviera que tratar este tema en abstracto, sin duda lo consideraría en función de una embriología de la mente humana. Pero cuando nosotros, por nuestra cuenta, estudiamos al niño recién nacido, el cual resultó tener insospechadas y sorprendentes características psíquicas, encontramos algo más que una mente en estado embrionario.

”Nos conmovió profundamente descubrir un conflicto real y aterrador, una guerra incesante que el niño afronta desde el día mismo de su nacimiento y que forma parte de su vida durante sus años de formación. Este conflicto es el que se libra entre el adulto y el niño, entre el fuerte y el débil, y también, podríamos agregar, entre el ciego y el iluminado.

Debemos tener fe en el niño como si fuera un mesías, un salvador capaz de regenerar la raza humana y la sociedad

María Montessori

”El adulto es verdaderamente ciego en lo que respecta al niño, y el niño tiene una visión genuina, una pequeña llama brillante y esclarecedora que nos trae de regalo. Ni el adulto ni el niño son conscientes de su propia condición, tan particular. Han entablado uno contra el otro una lucha secreta a lo largo de innumerables generaciones y que hoy, en nuestra cultura compleja y exasperante, se torna aún más violenta.

”El adulto vence al niño, y cuando el niño llega a la adultez perduran en él, por el resto de su vida, los signos típicos del tipo de paz que es sólo una secuela de la guerra: destrucción por un lado y ajustes dolorosos por el otro. El niño, por su parte, con su fuerza nueva y su energía revitalizadora, no puede ayudar al abatido hombre mayor a que mejore porque el adulto se convierte en un adversario cuyo primer gesto es reprimirlo.

”Esta situación es hoy mucho más grave que en cualquier otra época del pasado. Al construir un entorno cada vez más alejado de la naturaleza y, por lo tanto, cada vez menos apropiado para un niño, el adulto ha aumentado sus propios poderes y de ese modo ha oprimido aún más al niño. No ha surgido una nueva sensibilidad moral que libere al adulto del egoísmo que lo ciega, y la mente de los seres humanos maduros no ha interpretado como corresponde los numerosos cambios en la situación del hombre que son desfavorables para los niños.

El adulto vence al niño, y cuando el niño es un adulto perdura en él una  paz que es sólo una secuela de la guerra

María Montessori

”El concepto superficial y arcaico de que el desarrollo del individuo es uniforme y progresivo no se ha modificado, y aún prevalece la idea errónea de que el adulto debe moldear al niño de acuerdo con las pautas que impone la sociedad. Este error, burdo y consagrado por el paso del tiempo, es el origen del conflicto principal, de la guerra constante entre seres humanos (padres e hijos, maestros y alumnos) que tendrían que amarse y respetarse unos a otros.

”La clave de este problema se encuentra en las dos metas y formas distintas de la personalidad humana, una característica de los niños y la otra de los adultos. El niño no es simplemente un adulto en miniatura. En primer lugar, tanto en orden como en importancia, es poseedor de una vida propia con características especiales y tiene sus propias metas. La meta del niño se podría resumir en la palabra encarnación: se debe producir en él la encarnación de la individualidad humana.

”El niño opera con una sabiduría interna, guiado por leyes como las que guían cualquier otra tarea que se lleva a cabo en el reino de la naturaleza, siguiendo ritmos de actividad que no se parecen en nada a los de los agresivos adultos empeñados en la conquista. El concepto de que la tarea de encarnación o de gestación espiritual es completamente distinta de los afanes del adulto que participa en forma activa en el orden social no es nuevo.”

Fuente:  Educar para la Paz – María Montessori.

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Reflexión

Saludos, buenos y felices días.

Cada día me resulta más difícil poner el encabezamiento que he puesto.

Creo y sigo creyendo, que en este bendito y precioso planeta, hay, no muchas, sino MUCHISIMAS personas buenas, personas que viven deseando para ellas y para los demás, dignidad, respeto, autonomía, educación basada en libertad-responsabilidad y convivencia, personas que ante lo vivido por el ser humano en los últimos 40.000 años (por poner un tiempo) siguen viendo que repetimos una y otra vez los mismos hechos, manipulación, control de unos sobre otros, esclavitud, y también muerte.

Nada es nuevo, todo se repite.

Lo diferente para mí, entre lo que ha existido, existe y existirá (que no creo sea diferente nunca), es lo que me ha tocado vivir en mis años de vida, y lo que viva en los que me quede.

Un día pregunté, ¿qué somos?

Somos las respuestas que damos a lo que la vida nos presenta. (Iñaqui Alberdi)

No es una respuesta metafísica, sino una respuesta para el día a día.

No creo que haya países buenos y malos.

No creo que haya bloques buenos y malos.

Creo que la manipulación informativa en estos tiempos es BRUTAL. En estos dos últimos años con el “Covid” ha sido patente y manifiesta.

Para descubrir la “vedad” hay que rascar y rascar y no sé si llegaremos a descubrirla.

Ahora…. Guerra en Ucrania.

Las VICTIMAS:

Las personas

La verdad

La honestidad

La dignidad

La humanidad de cada ser humano que se hunde más y más profundamente debajo del miedo.

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Salva, ¿qué vives en tu interior, en lo profundo de tu SER?

Llamarme “loco”

Vivo  ilusión, esperanza, gozo, felicidad, pasión, encuentro, compartir, alegría, calidez, ternura, y vivo esto sin deseos de poseer, de controlar, tan solo deseos de vivir y de sentir.

Llamarme “loco”

 

Ecología Mental – Leonardo Boff

Ecología Mental – Leonardo Boff

Genésio Darci Boff (n. en ConcórdiaBrasil, 14 de diciembre de 1938), más conocido como Leonardo Boff, es un teólogo, ex-sacerdote franciscano, filósofo, escritor, profesor y ecologista brasileño. Su hermano, Clodovis Boff, es un teólogo católico de la orden de los Siervos de María, cercano a la Teología de la Liberación.

En 1970 se doctoró en Teología y Filosofía en la Universidad de Múnich, Alemania. Ingresó en la Orden de los Frailes Menores, franciscanos, en 1959.

Durante 22 años fue profesor de Teología Sistemática y Ecuménica en el Instituto Teológico Franciscano de Petrópolis, profesor de Teología y Espiritualidad en varios centros de estudio y universidades de Brasil y del exterior, y profesor visitante en las universidades de Lisboa (Portugal), Salamanca (España), Harvard (EUA), Basilea (Suiza) y Heidelberg (Alemania).

Es doctor honoris causa en política por la Universidad de Turín (Italia) y en Teología por la Universidad de Lund(Suecia).

Entre 1975 y 1985 participó del consejo editorial de la Editorial Vozes. En este periodo formó parte de la coordinación de la colección Teología y Liberación y de la edición de las obras completas de Carl Gustav Jung. Ha sido redactor de la Revista Eclesiástica Brasileira (1970-1984), de la Revista de Cultura Vozes (1984-1992) y de la Revista Internacional Concilium (1970-1995).

Es uno de los fundadores de la Teología de la Liberación, junto con Gustavo Gutiérrez Merino. En 1984, en razón de sus tesis ligadas a la teología de la liberación expuestas en su libro Iglesia: Carisma y Poder, fue sometido a un proceso por parte de la Congregación para la Doctrina de la Fe. En 1985 fue condenado a un año de “silencio” (suspensión “a divinis”) y depuesto de todas sus funciones editoriales y académicas en el campo religioso.

Estuvo a punto de ser silenciado de nuevo en 1992 por Roma, para evitar que participara en el Eco-92 de Río de Janeiro, lo que finalmente le movió a dejar la orden franciscana, y el ministerio presbiteral.


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1984 George Orwell

1984 George Orwell

1984 (en su versión original en inglésNineteen Eighty-Four) es una novela política de ficción distópica, escrita por George Orwell entre 1947 y 1948 y publicada el 8 de junio de 1949. La novela popularizó los conceptos del omnipresente y vigilante Gran Hermano o Hermano Mayor, de la notoria habitación 101, de la ubicua policía del Pensamiento y de la neolengua, adaptación del idioma inglés en la que se reduce y se transforma el léxico con fines represivos, basándose en el principio de que lo que no forma parte de la lengua, no puede ser pensado.

Muchos analistas detectan paralelismos entre la sociedad actual y el mundo de 1984, sugiriendo que estamos comenzando a vivir en lo que se ha conocido como sociedad orwelliana, una sociedad donde se manipula la información y se practica la vigilancia masiva y la represión política y social. Sin embargo, no hay que olvidar que estos elementos ya aparecen en la novela rusa Nosotros (1924) de Zamiatin, en la que se inspiró Orwell, y que se considera la novela fundadora de la novela distópica contemporánea. La novela de 1984 es, sin embargo, mucho más popular y el término «orwelliano» se ha convertido en sinónimo de las sociedades u organizaciones que reproducen actitudes totalitarias y represoras como las representadas en la novela. La novela fue un éxito en términos de ventas y se ha convertido en uno de los más influyentes libros del siglo XX.

Fuente:  1984 George Orwell

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El Proyecto Personal – Voluntad de andar en Verdad.

Proyecto Personal:  PDF

Proyecto Personal, voluntad de andar en verdad.

Mi vida como “proyecto” significa, voluntad de andar en verdad, de tomar en serio mi propia vida: la voluntad de vivir la propia identidad, y esto, o lo asiento en mi propia libertad…, o el invento no sirve para nada. El proyecto “no” puede ser impuesto. Tiene que encontrar sus motivaciones (del latín movere) en la voluntad soberana de cada uno, en la voluntad de cada grupo de andar en espíritu y en verdad.

El proyecto es mucho más que un horario en el que se ordena la vida de un grupo o de una persona: es vivir en discernimiento y en dinámica de crecimiento en el espíritu, en el SER, y esto solo acontece cuando la libertad se entrega.

Vivir en clave de proyecto significa que las personas o el grupo quieren poner en juego su propia verdad, sus dinamismos más íntimos, sus actitudes y opciones más autenticas.

La idea de proyecto, implica la voluntad de llegar a conocerse y a aceptarse tal como uno ES y a discernir los fondos del propio corazón: quien soy yo y cuáles son mis capacidades y mis limitaciones: Qué idea y valoración tengo de mí mismo: dónde se fundamenta mi vida: qué es lo que quiero de verdad: cuales son las trampas en las que se atrinchera consciente o inconsciente mi narcisismo…  Allí donde me juego mi propia vida, tanto el voluntarismo como el autoritarismo están destinados al fracaso.

Pero una verdadera identidad sólo puede echar raíces cuando crece en la tierra fértil de las propias experiencias vividas, en relaciones interpersonales de calidad, en la propia voluntad de verdad y en experiencias de fundamentación consolidadas en la trayectoria de la propia historia personal.

Junto a los grupos de pertenencia y de referencia en los que se fragua nuestra identidad está la propia libertad como centro de donde parten las relaciones auténticas, donde se toman las opciones decisivas, donde se vive la vida como vocación, como proyecto.

El proyecto quiere hacer de todo ello objeto de discernimiento, ámbito de iluminación interior para que la propia identidad se fundamente en la única roca firme sobre la que puede emerger la autenticidad de vida: la libertad personal que se conoce y acepta a sí misma, que decide compartir proyectos con otras libertades y abrirse amorosamente en obediencia a la voluntad del SER, a la voluntad del AMOR, a la voluntad de DIOS, a la voluntad de “algo”/Alguien que no soy Yo, que está y permanece más allá de mí.

((BRUTAL, brutal, drástico, radical. Ahora la expresión:

 < Señor haz de mí lo que Tú desees, haz en mí tu voluntad > tiene sentido en mi corazón. Y sé que es regalo)).

 ¡Señor, haz de mí un instrumento de tu paz!
Que allí donde haya odio, ponga yo amor;
donde haya ofensa, ponga yo perdón;
donde haya discordia, ponga yo unión;
donde haya error, ponga yo verdad;
donde haya duda, ponga yo fe;
donde haya desesperación, ponga yo esperanza;
donde haya tinieblas, ponga yo luz;
donde haya tristeza, ponga yo alegría.

¡Oh, Maestro!, que no busque yo tanto
ser consolado como consolar;
ser comprendido, como comprender;
ser amado, como amar.

Porque dando es como se recibe;
olvidando, como se encuentra;
perdonando, como se es perdonado;
muriendo, como se resucita a la vida eterna.

 Francisco de Asís

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Reflexión

No creo que el virus de la gripe sea el que sea, sea el más peligroso, hay otros virus mucho, mucho, mucho más peligrosos, los virus que nos hacen desear poder, que nos hacen manipularnos unos a otros, esclavizarnos, utilizarnos, virus que nos llevan a matarnos y masacrarnos por millones, virus que existen desde el principio de los tiempos y que mutan y se adaptan a los nuevos tiempos y tecnologías. Nos entran y contagian por ideas y creencias que nos transmitimos, se alimentan de nuestras necesidades básicas, de seguridad, afectivas, de reconocimiento.
¿Existe vacuna?, claro que existe, es gratuita y universal, nos la ponen al nacer y todos la llevamos, está latente en nosotros, parece de perogrullo, es potente y funciona al 100%, es el AMOR, sencilla y funcional, tan solo hay que querer y desear activarla, todos la tenemos, aunque para activarla algunas personas necesitan ayuda, necesitan ser amadas, y en algunos casos ni por esas. Es una vacuna que no arregla el mundo, es personal, solo sirve para cada persona.
!!! AAHHHH ¡¡¡ y no tiene contra indicaciones ni efectos secundarios, el único inconveniente es que los que no la han activado, bueno algunos, te pueden matar por su miedo, pero aparte de eso, nada mas.

Salva

 

Bienaventuranza – Wikipedia

Fuente: Bienaventuranza – Wikipedia
Bienaventuranza
Le sermon sur la montagne (El sermón de la montaña, 1895-1897), obra del francés James Tissot (1836-1902). Acuarela opaca sobre grafito en papel vitela gris. Museo Brooklyn.

 

La bienaventuranza (también llamada macarismo) es en la Biblia un género literario con más de un centenar de ejemplos, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Tiene antecedentes en escritos de otros pueblos, en especial de Egipto. Se recurre a este género para expresar una felicitación a las personas que, por tener una dada cualidad o por mantener una forma de conducta grata, están relacionadas con Dios a quien se identifica bíblicamente como el dador de la vida y de la felicidad.

Cuando en la Biblia se proclama una bienaventuranza o su opuesto, no se busca pronunciar ni una bendición que proporcione la felicidad, ni una maldición que produzca la infelicidad, sino exhortar, sobre la base de la propia experiencia de felicidad, a seguir los caminos que conducen a ella. Sin embargo, este género literario experimentó una evolución lenta a través del Antiguo y del Nuevo Testamento. Así, el centro de atención de las bienaventuranzas cambió paulatinamente de los bienes meramente terrenales a los llamados «bienes eternos».

Dentro del elevado número de sentencias que constituyen este género literario, quizá las más célebres sean las ocho con que comienza Jesús de Nazaret el Sermón del monte (Mateo 5:3-11). En conjunto, las bienaventuranzas del sermón del monte concentraron todas las enseñanzas y el ministerio público de Jesús sobre espiritualidad y compasión, al presentar un nuevo conjunto de ideales centrados en el amor y la humildad en lugar de la fuerza y la imposición.

Origen del término «bienaventurado»

En la literatura griega, el término «bienaventurado» se reserva en una primera etapa a los dioses para expresar su condición de seres situados por encima de las penas y fatigas de esta tierra. Así se aplica el término «μάκαρ» («mákar»), más antiguo pero afín a «μακάριος» («makarios»). Por extensión, el término «μακαρίτης» (que significaría «bendito») es, desde su primera aparición en la obra «Los Persas» (n° 633), del dramaturgo griego Esquilo, aplicado de forma circunscripta a los muertos. Se dice que los muertos son «bienaventurados» o «benditos» en razón de que ya están exentos de dolor.

Busto que representa a Esquilo, autor de «Los Persas», obra en que se aplica el término «μακαρίτης» a los muertos.

 

En griego antiguo, quizá la palabra principal para significar felicidad es «eudaimonia» (literalmente significa «espíritu bueno» o «dios bueno»), y a partir de ella se desprende una constelación de términos estrechamente relacionados, que incluye «eutychia» (suerte), «olbios» (bendecido, favorecido), y «makarios» (bendecido, feliz, dichoso). En una etapa más avanzada, «makarios» («μακάριος») constituye un epíteto que se aplica sólo a los hombres.​ El primer registro griego que se tiene del término «μακάριος» («makarios») se encuentra en las Odas Píticas 5,46 del poeta lírico Píndaro, y luego se vuelve común en Aristófanes y Eurípides. Parece implicar la idea general de «tener suerte» y de «ser afortunado». Así, a fines del siglo V a.C. y principios del siglo IV a.C., se aplica la palabra «μακαριος» a los hombres en la medida en que eran ricos y que, por lo tanto, quedaban sustraídos de las angustias y penalidades del diario vivir. En el mundo griego, el género literario llamado «macarismo» se usa para celebrar la felicidad alcanzada por una persona, señalando el motivo y la calidad.

En los textos veterotestamentarios, «ašrê» (o ashrêy, אשרי) es un término abstracto traducido como «bienaventurado», que se refiere siempre a personas y nunca a cosas o circunstancias.​ A diferencia de la literatura griega que otorga en principio el término «bienaventurados» a los dioses, los libros de la Biblia jamás aplican la palabra «ašrê» a Dios. Sin embargo, se pone la felicidad en relación a Dios porque se lo considera el dispensador de toda dicha.

Constitución de una «bienaventuranza»

En general, una bienaventuranza está constituida por una expresión inicial (del hebreo, ašrê… ; del griego, makarios…)​ que se puede traducir como «feliz», «dichoso», «bienaventurado» y que califica al poseedor de la cualidad como «digno de felicidad». En muchos casos se añade un segundo miembro a la expresión que puede estar en tiempo presente o en tiempo futuro.

  • Si está en tiempo presente, indica la razón por la cual esa cualidad lo hace feliz. Por ejemplo: «Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los impíos […] Es como un árbol plantado junto a corrientes de agua, que da a su tiempo el fruto, y jamás se amustia su follaje […]» (Salmo 1:1-3).
  • Si está en tiempo futuro, indica las consecuencias que se siguen o que se seguirán de la posesión de la cualidad. Entre ellas se destacan las que utilizan la palabra «porque» como inicio de la segunda parte, y que se consideran literariamente más logradas. Por ejemplo: «Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia» (Mateo 5:7). Muchas otras utilizan diferentes giros literarios (por ejemplo, «en verdad os digo») o nexos causales.

Finalmente, algunas bienaventuranzas dejan implícito el premio, que se considera sobreentendido; por ejemplo: «Bienaventurados los que no han visto y han creído» (Juan 20:29).

El macarismo en la Biblia hebrea y en el Antiguo Testamento

En la Biblia hebrea y en el Antiguo Testamento de las Biblias cristianas abundan las proclamaciones del género llamado bienaventuranza o macarismo. Los libros sapienciales mencionan numerosos puntos que convergen hacia la felicidad, según los criterios de su época y de su religiosidad: «dichoso» el que teme a Yahveh: será poderoso, bendecido, tendrá hacienda, riqueza (Salmo 112:1-3), tendrá una esposa fecunda y muchos hijos (Salmo 128:1-3). «Dichoso» el hombre que no sigue el consejo de los impíos, ni en la senda de los pecadores se detiene, ni en el banco de los burlones se sienta, sino que se complace en la ley de Yahveh (Salmo 1:1); «dichosos» los que van por camino perfecto, los que proceden en la ley de Yahveh, los que guardan sus dictámenes, los que le buscan de todo corazón (Salmo 119:1-2), «dichoso» el hombre que escucha la sabiduría (Proverbios 8:34) y «dichoso» el hombre que la halla (Proverbios 3:13).

Sin embargo, el sabio verdadero no limita su horizonte a la retribución deseada en este mundo. La recompensa esperada es Dios en persona: «dichosos» los que esperan en él (Isaías 30:18), «dichoso» el hombre que confía en Dios (Salmo 84:12), «dichoso» aquél que en el Dios de Jacob tiene su apoyo y su esperanza en Yahveh su Dios (Salmo 146:5).

Pero no por esperar la felicidad se debe desconocer los caminos que conducen a ella. Por ejemplo, para descubrir que sólo Dios realiza la felicidad, se requiere a veces una decepción. Por eso exclama el salmista: Mejor es refugiarse en Yahveh que confiar en el hombre; mejor es refugiarse en Yahveh que confiar en magnates (Salmo 118:8-9). En tal sentido, el profeta clama que es maldito el hombre que se fía en el hombre y que es bendito aquél que se fía en Yahveh, porque Yahvéh no defrauda su confianza (Jeremías 17:5.7).

Bienaventuranza en el sufrimiento

Sin embargo, con la llegada del sufrimiento, la «bienaventuranza» parece mermar. A Job, figura representativa del hombre sufriente que ha perdido todos sus bienes, sus hijos y su salud, uno de los tres presuntos sabios le dice: «¡Feliz el hombre a quien Dios corrige! No desprecies, pues, su lección» (Job 5:17), como si el sufrimiento fuese siempre un correctivo, una lección dolorosa pero saludable. Pero Job no manifiesta satisfacción alguna con esa respuesta: «¡Ah, si pudiese pesarse mi aflicción, si mis males se pusieran en la balanza juntos! Pesarían más que la arena de los mares, por eso mis razones se desmandan» (Job 6:2-3). «¿Cuál es mi fuerza para que aún espere, qué fin me espera para que aguante mi alma?» (Job 6:11).

Job y sus amigos (1869). Óleo sobre lienzo de Ilya Yefimovich Repin (1844–1930). Museo del Estado ruso, San Petersburgo. Las explicaciones que del mal le dan sus amigos «sabios» no le sirven a Job en medio de su sufrimiento.

Lo que los sabios inculcan a Job era verdad, pero una verdad inoportuna. Era verdad, pero una verdad a medias. ¿Por qué a medias? Se trataba de lecciones rutinarias y tradicionales, de malla demasiado gruesa, incapaz de recoger los problemas y las ansias del hombre Job. Job se rebela contra esa moral tan anónima, universal y abstracta (...) Por eso, la verdad de los sabios será siempre una verdad disminuida: porque refleja únicamente ese mínimum característico de todo enunciado que posee validez general. La legislación versa sobre lo mínimo, la inspiración se refiere a lo máximo; aquélla acota el campo de la justicia, ésta amplía el campo del amor.

José María Cabodevilla, La impaciencia de Job

En realidad, los tres sabios que pretenden encontrar palabras consoladoras no obtienen resultado alguno porque no llegan al límite requerido: participan del vicio que es propio de la falsa compasión, que consiste en «compadecerse de» en vez de, como debería ser, «padecer con».

Dios no responde a las preguntas de Job, sino que formula nuevas preguntas, cuestionando a Job sobre quién es él para cuestionar (Job 38-41). Al final del libro, Yahveh Dios rehace la salud de Job y su hacienda, doblándola respecto de la original, como así también rehace la familia que Job había perdido, es decir, todas las «bienaventuranzas» materiales. Pero las preguntas que Job formuló en medio de su sufrimiento permanecen flotando para los mortales, sin respuesta aparente en ese momento.

Hacia otro tipo de «bienaventuranzas»: la felicidad en la «Biblia griega»

Algunos escritos forman parte de la Biblia griega, pero no figuran en el canon judío, ni en aquellas Biblias vulgarmente llamadas «protestantes» posteriores a 1826. Son libros «deuterocanónicos», admitidos en el canon por Iglesias cristianas ortodoxasorientalesanglicanaepiscopaliana y católica, como también por las luteranas y anabaptistas. Entre esos libros se encuentran el Libro de la Sabiduría (escrito posiblemente en el siglo I a.C.) y el Libro del Eclesiástico (190-180 a. C.). Se trata, pues, de escritos de redacción relativamente cercana al comienzo de nuestra era. En esos escritos, como en algunos pasajes de los escritos proféticos, se acentúa un progresivo cambio en la mentalidad: los bienes de la tierra, si bien son bendiciones de Dios, son perecederos.

«El martirio de los siete macabeos» (1863), de Antonio Ciseri. El martirio de los siete hermanos macabeos delante de su propia madre, martirizada al final, constituye el trasfondo dramático para la explicitación en la Biblia griega de un nuevo alcance en el concepto de «bienaventuranza»: la fe en la «resurrección de los cuerpos».

Cuando se afirma la creencia en la «vida eterna» o, mejor, en la «resurrección de los cuerpos», que aparece por primera vez como texto griego en el Libro II de los Macabeos 7 (escrito hacia fines del siglo II a.C. y comienzos del siglo I a.C.),​ esta esperanza hace brotar nuevos valores. Más aún, se produce una inversión del orden de valores antiguo.

Se comienza a enseñar que no hay que apreciar la felicidad de un hombre antes de la hora final: «Antes del fin, no llames feliz a nadie, que sólo a su término es conocido el hombre» (Eclesiástico 11:28).

El libro de la Sabiduría, en referencia a la «bienaventuranza», pone por delante la justicia al gozo de tener prosperidad. Aparecen incluso palabras hasta entonces impensadas: el hombre y la mujer estériles pueden ser «felices», en cuanto pueden ser fecundos espiritualmente. La esterilidad, que era considerada hasta entonces una deshonra o castigo, podía ser en realidad señal de bendición: «Dichosa la estéril sin mancilla… cuando sean juzgadas las almas se verán sus frutos» (Sabiduría 3:13).

Los eunucos, que en el pensamiento antiguo estaban excluidos de las asambleas de culto a Dios (Deuteronomio 23:2), son rehabilitados: «Dichoso también el eunuco si no tomó parte en el mal ni fomentó pensamientos de rebelión contra el Señor: su fidelidad será bien recompensada, tendrá un lugar de privilegio en el templo del Señor» (Sabiduría 3:14).

Así, los sabios coinciden en que la «bienaventuranza» no está tanto en los bienes personales como en obrar justamente.

Las bienaventuranzas en Mateo 5 y Lucas 6

El Sermón del monte, óleo sobre tela del pintor danés Carl Heinrich Bloch (1834–1890).

Probablemente las bienaventuranzas más famosas sean las transmitidas por el evangelio de Mateo (capítulo 5) y el evangelio de Lucas (capítulo 6). Entre ellas se observó cierto número de concomitancias. Los dos evangelios recogen la misma palabra: «bienaventurados» o dichosos. Los dos están de acuerdo en colocar ese término al frente de una especie de discurso-programa que pronuncia Jesús al comienzo de su ministerio, un poco antes en Mateo que en Lucas. También hay en los dos una diferencia muy clara entre las primeras bienaventuranzas y la última, tanto en el tono general como en el estilo: mientras que las primeras son breves y están bien acuñadas, la última se despliega con cierta amplitud. Y en ambos evangelios, el tono general viene dado por la primera bienaventuranza que se suele considerar el compendio de todas las demás: «Bienaventurados los pobres» (Lucas 6:20), «Bienaventurados los pobres de espíritu» (Mateo 5:3).

En el evangelio de Mateo, las bienaventuranzas constituyen el comienzo del largo discurso de tres capítulos (Mateo 5-7) conocido como «sermón de la montaña». En cambio, en el evangelio de Lucas, se ubican en el comienzo de un «discurso en la llanura» mucho más corto (medio capítulo: Lucas 6: 20-47). Este discurso se encuentra recogido casi íntegramente en el sermón de Mateo, pero sus perspectivas parecen ser algo distintas.

El discurso de Lucas está centrado casi exclusivamente en el amor al prójimo; Mateo se interesa sobre todo por la manera con que las exigencias del evangelio constituyen una superación respecto a las exigencias de la ley judía, tal como se la interpretaba en el siglo I.

En cuanto a las bienaventuranzas mismas, la primera diferencia que se advierte es la del número: Mateo tiene 9; Lucas sólo 4, pero las hace seguir de otras cuatro sentencias que recogen exactamente la otra cara de las bienaventuranzas: las maldiciones (¡ay de vosotros, los ricos, los que estáis saciados, los que ahora reís, de los que habla bien todo el mundo!). La diferencia de contenido es la más importante: la razón de la dicha no parece ser la misma para Mateo que para Lucas. Lucas considera situaciones penosas (Dichosos los pobres… Dichosos los que ahora tenéis hambre…). mientras que Mateo tiene en cuenta actitudes y disposiciones espirituales (Dichosos los pobres de espíritu… Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia…). Si bien estas dos series de bienaventuranzas se sitúan en dos planos distintos, parecen ser complementarias y convergentes.

Tabla 1: Bienaventuranzas y maldiciones en Mateo 5 y Lucas 6
Mateo 5:3-12 Lucas 6:20-23 Lucas 6:24-26
Bienaventuranzas Bienaventuranzas Maldiciones
Bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos es el Reino de los Cielos
Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el Reino de Dios
¡Ay de vosotros los ricos!, porque habéis recibido vuestro consuelo
Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra
Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados
Bienaventurados los que lloráis ahora, porque reiréis
¡Ay de los que reís ahora!, porque tendréis aflicción y llanto
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados
Bienaventurados los que tenéis hambre ahora, porque seréis saciados
¡Ay de vosotros, los que ahora estáis hartos!, porque tendréis hambre
Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia
Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios
Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios
Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos
Bienaventurados seréis cuando os injurien y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa
Bienaventurados seréis cuando los hombres os odien, os expulsen, os injurien y proscriban vuestro nombre como malo por causa del Hijo del hombre
¡Ay cuando todos los hombres hablen bien de vosotros! […]
Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros
Alegraos ese día y saltad de gozo, que vuestra esperanza será grande en el cielo. Pues de ese modo trataban sus padres a los profetas
[…] pues de ese modo trataban sus padres a los falsos profetas.

Así, el esfuerzo que aparece en el Antiguo Testamento por incorporar a la bienaventuranza valores distintos a los del éxito o la riqueza, tales como el valor de la justicia en la pobreza y en el fracaso, encuentra en la predicación de Jesús de Nazaret una posición tajante: los dichosos no son ya los ricos, los satisfechos o aquéllos a los que se halaga, sino los que tienen hambre y que lloran, los pobres y los perseguidos.

En el concepto de Léon-Dufour, dos bienaventuranzas mayores comprenden todas las demás:

  1. la pobreza, con su cortejo de las obras de justicia, de humildad, de mansedumbre, de pureza, de misericordia, de solicitud por la paz.​ En el mismo marco aparecen otras bienaventuranzas: se declara a María (madre de Jesús) bienaventurada por haber creído (Lucas 1:45), y también son bienaventurados los que no vieron y creyeron (Juan 20:29). En línea con lo anterior, tanto el Evangelio de Lucas como el Apocalipsis señalan como bienaventurados a los que escuchan la Palabra de Dios y la ponen en práctica (Lucas 11:28), al que lee y a los que oyen la Palabra y guardan las cosas en ella escritas (Apocalipsis 1:3).
  2. la persecución por amor de Cristo. El autor del Apocalipsis, escrito a las siete Iglesias de Asia (Apocalipsis 1:4) durante la persecución (Apocalipsis 1:9), declara dichoso al que se mantiene vigilante (Apocalipsis 16:15), al que será llamado para la resurrección (Apocalipsis 20:6). Incluso si da su vida en testimonio, es bienaventurado «por morir en el Señor», porque sus obras lo acompañan (Apocalipsis 14:13).
Las bienaventuranzas desde la perspectiva de la Iglesia católica

El Catecismo de la Iglesia Católica describe a las bienaventuranzas como el centro de la predicación de Jesús. Ellas responden al deseo natural de felicidad: “Las bienaventuranzas descubren la meta de la existencia humana, el fin último de los actos humanos: Dios nos llama a su propia bienaventuranza”.

Las bienaventuranzas en el arte

Antoni Gaudí incluyó la representación de las bienaventuranzas en su concepción del Templo Expiatorio de la Sagrada Familia. Las mismas figuran en las bóvedas posteriores del pórtico de la gloria, en correspondencia con sus ocho columnas interiores.

Bibliografía
  • Cabodevilla, José María (1970). La Impaciencia de Job. Estudio sobre el sufrimiento humano. Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos. ISBN978-84-220-0262-8.
  • Cabodevilla, José María (1984). Las formas de felicidad son ocho. Comentario a las bienaventuranzas. Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos. ISBN84-220-0262-0.
  • Léon-Dufour, Xavier (2001). Vocabulario de Teología Bíblica (18a. edición). Barcelona (España): Biblioteca Herder. ISBN978-84-254-0809-0.
  • Dupont, Jacques (1969-1973). Les Béatitudes. Tomo I: Le probleme Iittéraire (388 pp.); tomo II. La Bonne Noovelle (426 pp.); tomo III, Les évangelistes (744 pp.). París: Gabalda.
Fuente: Bienaventuranza – Wikipedia



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